Un estudio griego publicado en Archives of Internal Medicine ha constatado que los hombre sanos y en edad laboral que aprovechan para echar una cabezada después de comer tienen 34 por ciento menos riesgo de morir por causa cardíaca, que otros trabajadores sanos de la misma edad que no duerman la siesta.
De confirmarse estos resultados, los autores señalan que pueden tener importantes implicaciones puesto que «es una disminución del riesgo comparable a la que proporciona la actividad física».
En el estudio se investigó a 23.681 varones y mujeres sanos, que proporcionaron información detallada sobre su actividad física, dieta y otros factores de riesgo cardíaco, así como su hábito o no de echar la siesta. El seguimiento medio fue de seis años.
Los hombres que dormían después de comer presentaron 34 por ciento menos probabilidades de morir por causa cardíaca. Entre los que dormían la siesta ocasionalmente, la reducción del riesgo fue del 12 por ciento, mientras que en aquellos que dormían al menos tres veces a la semana durante un mínimo de 30 minutos, la disminución fue del 37 por ciento.
Reduce el riesgo de accidente laboral
Pero además de los beneficios cardiosaludables, la siesta ha demostrado que puede salvarnos la vida en el trabajo y aportar beneficios económicos a la empresa.
Así lo demostró el estudio que realizó el laboratorio de antropología aplicada de la Universidad París-V, de la Sorbona en el 2003.
Según este trabajo, una siesta de 20 minutos reduce considerablemente el riesgo de accidentes laborales y aumenta un 34 por ciento el rendimiento del trabajador.
No obstante, el profesor de recursos humanos de esta universidad francesa y presidente de la asociación «Sueño y Salud», André Olivier, es consciente de que «la siesta del trabajador en Francia sigue siendo un tema tabú». Creencias a parte, este especialista insiste en que «las empresas deberían preocuparse por el sueño de sus trabajadores por motivos de seguridad y de eficacia». Y, en el caso de la siesta, el doctor Damien Léger, responsable de una unidad médica de investigación sobre el sueño de esta universidad francesa, recuerda que «es una necesidad fisiológica puesto que «entre las 13 y las 15 horas, ya se haya comido o no, el organismo atraviesa una fase de bajada de la vigilancia».
De hecho, esta práctica es corriente en China, dónde el derecho al «xiu-xi» (siesta) está protegido por la Constitución; o en Japón, donde algunas empresas imponen a sus trabajadores un tiempo de reposo durante la jornada.
Por contra, en la mayoría de los países occidentales, la siesta está mal vista en el mundo laboral, se quejan los autores del estudio francés y subrayan que, pese al tópico, en España cada vez se practica menos.
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