22Sep. 03
STAN, un nuevo sistema que analiza un segmento específico del electrocardiograma del feto (el segmento ST), permite reducir el riesgo de hipoxia a menos del uno por ciento de los partos y "detectar los falsos positivos del registro CTG" o cardiotocografía, el sistema utilizado tradicionalmente, según el doctor Javier Cordón, jefe de Servicio del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.
«En los últimos 40 o 50 años hemos intentado por todos los medios obtener fetos no solamente vivos sino fetos cada vez más sanos», indica el doctor Cordón. Hasta ahora se utilizaba la monitorización electrónica o cardiotocografía, que, como señala este especialista, no ha logrado reducir la tasa de parálisis cerebrales ni de cesáreas, e incluso en este último caso ha contribuido a aumentarlas. El registro CTG «no tiene falsos negativos pero tiene una enorme cantidad de falsos positivos», que provocan que se practiquen cesáreas innecesarias. Para evitarlo, «se utiliza un sistema para dirigirnos más directamente al feto, a lo que le pasa de verdad», la prueba de pH mediante una microtoma de sangre fetal. Sin embargo, muchas veces no se emplea porque resulta «engorroso» para el feto y la paciente.
En cambio, el sistema STAN consiste en analizar el segmento ST del electrocardiograma fetal, que «sirve para reflejar la función del músculo cardíaco fetal durante las pruebas de estrés», lo que permite controlar el estado de oxigenación del feto. En dicho segmento es donde se observan los cambios que indican que el feto presenta una deficiencia de oxígeno.
Esta tecnología se emplea cuando, tras monitorizar a la paciente durante 20 minutos con el sistema convencional, el registro que se obtiene se puede calificar como dudoso o patológico, lo que ocurre en un 10 o 15 por ciento de los partos. Si el registro CTG fuese normal, el sistema STAN no tendría ninguna utilidad, porque en ese caso «no nos va a dar más información, al revés nos puede engañar». Asimismo, «sólo está indicado cuando la paciente está de parto y es un feto maduro (de más de 36 semanas)», aunque tiene como ventaja que se puede realizar con una mínima dilatación y cuando se trate de partos inducidos.
Para comenzar el análisis con esta nueva tecnología, se coloca un electrodo cutáneo en la cabeza del feto y otro de referencia en la pierna de la madre, para realizar un electrocardiograma fetal. El STAN estudia una serie de medidas del segmento ST, como su altura y amplitud o si es bifásico y «normalmente no habrá ascensos pronunciados del ST ni ST bifásicos». No obstante, el inconveniente de este sistema para el doctor Cordón es que «no es fácil de interpretar, hace falta un aprendizaje», lo que da lugar a que en los primeros tres o cuatro meses de utilización del sistema se obtengan «menos resultados correctos que cuando ya llevan seis u ocho meses y el equipo ya está entrenado».
Según un estudio publicado en la revista The Lancet , el sistema STAN «ha demostrado claramente una reducción de cesáreas por riesgo de pérdida de bienestar fetal, una mejora en los parámetros al nacimiento del feto (pH, P02, PCO2, etc.)» y una disminución de las parálisis cerebrales, que, de momento, sólo se ha comprobado en el caso de Suecia. En palabras del doctor Cordón, «casi todo en obstetricia es muy subjetivo y STAN nos puede ayudar a ser más objetivos» y además «te evita el miedo».
Implantación del sistema STAN
Los pioneros en la utilización de la tecnología STAN fueron Suecia y Reino Unido. En España, el Hospital Clínico de Barcelona fue el primero en emplearla, seguido por el Hospital Reina Sofía de Córdoba y el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
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