La terapia fotodinámica reduce la pérdida de visión en el tratamiento de la DMAE

La terapia fotodinámica es un nuevo medicamento que resulta eficaz, aunque de manera limitada, para el tratamiento de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) húmeda.

La Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) es la primera causa de ceguera entre la población de más edad, sobre todo ahora que en los países desarrollados estamos teniendo un envejecimiento de la población. Ésta es una patología cuya prevalencia aumenta con la edad y, por tanto, los mayores de 65 años tienen casi cuatro veces más riesgo de sufrir este proceso que los adultos jóvenes. En España, se estima que unas 750.000 personas padecen este proceso ligado al envejecimiento.

En las previsiones que la Organización Mundial de la Salud ha realizado sobre esta enfermedad se prevé que en las próximas décadas se triplicará la prevalencia de la DMAE, debido al incremento de la longevidad en las sociedades industrializadas. El diagnóstico debe hacerse lo antes posible, aunque la mayoría de pacientes acude al especialista cuando ya ha empezado a experimentar algunos trastornos visuales.

«Hasta hace muy poco tiempo tanto el paciente como el oftalmólogo asistíamos impotentes ante la destrucción de la mácula y de la visión central en muchos de estos casos. Recientemente, disponemos de nuevas herramientas terapéuticas para luchar contra algunas formas de la DMAE húmeda y gracias a ella podemos ofrecer nuevas esperanzas a nuestros pacientes», explica el doctor Ignacio Jürgens, Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Sagrado Corazón de Barcelona y primer responsable del Departamento de Retina del Instituto Catalán de Retina.

Terapia fotodinámica

Uno de estos nuevos tratamientos de los que se dispone es la terapia fotodinámica. Ésta consiste en la administración por vía endovenosa de una sustancia llamada verteporfina, que es un colorante fotosensible que se acumula selectivamente en el tejido neovascular de la retina y que posteriormente se activa mediante la aplicación en el ojo de un láser no térmico, que induce el cierre de los nuevos vasos evitando una mayor pérdida de visión.

«El tratamiento frena el deterioro de la visión central. A más largo plazo, el tratamiento ha permitido lograr menor grado de invalidez de estos pacientes. Sin embargo, para ello requiere un número repetido de sesiones que en los estudios realizados es de tres sesiones el primer año y de dos el segundo», comenta el doctor Jürgens. Los resultados obtenidos hasta ahora muestran que esta terapia reduce el riesgo de pérdida de visión, además hay una rápida mejoría subjetiva de la visión al secar la lesión y mejora la sensibilidad de contraste y la percepción de los colores.

«La terapia tiene una eficacia que quedó demostrada en la investigación, ya que aproximadamente el 60 por ciento de las personas tratadas mantienen la visión que tienen en el momento de iniciar el tratamiento y el 40 por ciento continúa perdiendo, pero claro si eso ha supuesto un beneficio para algunos pues estamos encantados, porque antes no teníamos manera de ayudarlos», comenta el doctor Alfredo Domínguez Collazo, Presidente de la Sociedad Española de Oftalmología.