La termoplastia bronquial mejora los síntomas en pacientes con asma grave

En el procedimiento, realizado de forma ambulatoria, se utiliza un broncoscopio flexible, por vía endoscópica, para introducir un catéter que, mediante calor generado por radiofrecuencia reduce el músculo liso bronquial.

«La termoplastia bronquial es una novedosa opción terapéutica, aprobada por las autoridades sanitarias, que está indicada especialmente para el subgrupo de pacientes con asma grave que no responden a la medicación convencional», explica el Dr. Alfons Torrego, neumólogo y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). «A pesar de no ser una terapia con finalidad curativa, los resultados clínicos demuestran que este tratamiento mejora los síntomas de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes. En consecuencia, reduce el número de agudizaciones y de hospitalizaciones», añade el Dr. Torrego. Los beneficios y avances más significativos de este procedimiento han sido expuestos por el Dr. Torrego en el marco de la XVI Reunión de Invierno Conjunta de las Áreas SEPAR , que ha tenido lugar en Granada.

Los estudios realizados hasta el momento también reflejan que el efecto beneficioso que obtienen los pacientes de la termoplastia bronquial se mantiene al menos hasta 5 años después de su finalización. «Basándonos en la experiencia obtenida hasta el momento, podemos considerar que la termoplastia bronquial es un innovador tratamiento que reúne las expectativas necesarias para constituirse como opción terapéutica para algunos pacientes con asma grave, refractaria o mal controlada», afirma el Dr. Torrego.

Dicho procedimiento, realizado ambulatoriamente, consiste en la aplicación de calor (65oC), generado y controlado por una fuente de radiofrecuencia, a través de un catéter introducido en el árbol bronquial por el canal de un broncoscopio flexible. El procedimiento tiene como objetivo reducir la cantidad y capacidad contráctil del músculo liso bronquial, mejorando el espasmo de los bronquios. «En los asmáticos el músculo liso bronquial está engrosado, con la aplicación de calor se consigue reducir su volumen. Esta reducción mejora la función pulmonar, la calidad de vida, las exacerbaciones y las necesidades terapéuticas de los pacientes con asma», explica el Dr. Torrego.

El procedimiento de la termoplastia se divide en 3 sesiones, separadas por 3 semanas entre sí: la primera para tratar el lóbulo inferior derecho; la segunda, para el lóbulo inferior izquierdo, y la tercera, para ambos lóbulos superiores.

Aunque todavía es pronto para analizar los efectos a medio y largo plazo, existen ciertos datos favorables. «La experiencia en nuestro país todavía es limitada, pero esperanzadora. Los primeros pacientes tratados en España han mostrado una buena tolerancia al tratamiento», asegura el Dr. Torrego. A lo que añade, «dichos resultados positivos nos animan a seguir trabajando para entender mejor los mecanismos del asma grave y profundizar en el posible papel fisiológico del músculo liso bronquial, así como en su importancia patogénica en los pacientes con asma».

El Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona fue el primer centro en realizar dicho procedimiento en España. Actualmente, otros centros hospitalarios están también realizando este tratamiento como el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, la Fundación Jiménez Díaz también de Madrid y el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona. En este sentido, seguir investigando en esta dirección permitirá dar conocer de forma sólida cual es el verdadero impacto de la termoplastia bronquial en el coste-eficacia del tratamiento del asma a largo plazo.

El asma es una enfermedad respiratoria frecuente que afecta al 5-7% de la población de nuestro país. Aunque no es una patología curable, la mayoría de pacientes asmáticos logran controlar adecuadamente sus síntomas con los diferentes tratamientos disponibles, la mayoría de ellos en forma de inhaladores. Sin embargo, existe un porcentaje de pacientes graves que escasamente responden a los tratamientos, hecho que les provoca permanecer sintomáticos, con limitaciones en la calidad de vida y crisis de asma recurrentes.