11Oct. 01
La hiperhidrosis es un desorden idiopático que produce sudoración excesiva y que afecta, sobre todo, a las axilas, las palmas de las manos, las plantas de los pies y la cara.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Bayerische Julius- Maxilimilians ha presentado los resultados de un estudio que se llevó a cabo en diversas clínicas de Suiza, Bélgica, Alemania y Gran Bretaña respecto a una posible solución a la hiperhidrosis axilar bilateral en un primer estadío.
El estudio, presentado en la revista British Medical Journal , evalúa la seguridad y eficacia de la toxina botulínica en individuos entre 18 y 75 años con hiperhidrosis axilar bilateral. A 242 individuos de los 320 participantes se le administró 50 unidades de la toxina botulínica de tipo A (Botox) y al resto se le administró placebo mediante inyecciones intradérmicas en el área de la axila. Una semana después, un 95 por ciento de los pacientes que habían recibido la toxina respondían favorablemente. Al cabo de cuatro semanas, la sudoración de los individuos a los que se había administrado la toxina se había reducido de manera considerable: el 94 por ciento respondió bien al tratamiento. Sólo un 36 por ciento de los individuos que recibió el placebo reaccionó de manera favorable. En la semana 16, los índices de respuesta eran del 82 por ciento y 21 por ciento respectivamente. Los resultados para todas las demás medidas de eficacia eran, según los autores del estudio, significativamente mejores en el grupo tratado con la toxina botulínica tipo A. Solamente un 11 por ciento del total del grupo tratado presentó algún afecto adverso, frente un cinco por ciento de los que recibieron placebo.
La hiperhidrosis primaria es un desorden que afecta a muchos niveles de la vida del paciente, tanto la vida privada como la profesional. Aparte de las consecuencias estéticas de la sudoración, la hiperhidrosis puede provocar maceración de la piel e infecciones microbianas secundarias. Muchos tratamientos actuales resultan poco efectivos e incluso a veces no son tolerados por los pacientes.
La toxina botulínica de tipo A ha sido usada con éxito en un buen número de desórdenes médicos tales como el estrabsimo, blefarospasmo, distonía focal y espasticidad asociada con la parálisis y el infarto cerebral. En el caso de la hiperhidrosis, la toxina actúa bloqueando la secreción de acetilcolina de las fibras nerviosas que produce la sudoración de manera hiperactiva y en estudios anteriores al del grupo de la Universidad de Bayerische Julius-Maxilimilians, ya se había demostrado que la toxina es segura y que reduce los síntomas de la hiperhidrosis en períodos de 3 a 14 meses.
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