12Mar. 01
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona (COFB) y el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB) han firmado un convenio de colaboración para empezar a estudiar las posibles condiciones de aplicación de la "receta electrónica".
A pesar de que en un principio se vaya a probar en el ámbito privado, Miguel Bruguera, presidente del COMB asegura que «queremos hacer partícipe a la Administración, ya que pretendemos analizar la aplicación de este procedimiento en un Centro de Atención Primaria (CAP)». El presidente del COMB afirma que todos los usuarios del Centro de Atención Primaria que podría participar en el plan piloto de aplicación de la receta electrónica tendrían que disponer de la Tarjeta Sanitaria Individual (TSI) y que las farmacias que tomen parte en esta fase inicial deberán estar informatizadas.
El sistema de aplicación de la receta electrónica funciona de la siguiente manera: el médico realiza la prescripción del medicamento por ordenador, a continuación el paciente se dirige a la farmacia con su TSI y el farmacéutico, introduciendo la tarjeta en el ordenador, obtiene la receta hecha por el profesional sanitario. Por este motivo, la utilización de la receta electrónica irá ligada al uso de la tarjeta sanitaria, que se ha empezado a implantar en las farmacias de Barcelona desde el uno de marzo y que será de presentación obligatoria para obtener medicamentos con receta a partir de octubre.
Según datos facilitados por el COFB, actualmente el 85 por ciento de las farmacias de Barcelona ya trabajan con ordenadores y está previsto que para finales del mes de marzo «la totalidad de oficinas de la provincia estarán informatizadas. De momento, Bruguera no ha concretado a partir de qué fecha se empezará a aplicar la experiencia piloto, «estaremos trabajando en el proyecto durante el tiempo que sea conveniente para que no existan deficiencias cuando se implante la receta electrónica», explica el presidente del COMB.
La experiencia gallega
Desde que la Consejería de Sanidad de Galicia realizó su propuesta para crear un sistema de control electrónico de las recetas, ha recibido diversas críticas por parte de las sociedades gallegas de atención primaria, así como del Consejo Gallego de Colegios Médicos. Estos últimos han mostrado su oposición tajante al proyecto de la receta electrónica, que permitiría el control de la prescripción farmacéutica realizada por los médicos de atención primaria a través de un sistema de conexión informática.
Los facultativos gallegos consideran que esta medida se basa «en la desconfianza hacia el médico prescriptor» y que el objetivo explícito es la «fiscalización» del médico y temen también que vulnere «la confidencialidad de la historia clínica» del paciente. Aunque respecto a este punto, la consejería apunta que los farmacéuticos no tendrán acceso ni al diagnóstico, ni a la historia clínica del paciente, tan sólo a la historia farmacoterapéutica.
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