Llegan los alimentos funcionales

17Feb. 04

Estos productos son aquellos que, con independencia de aportar nutrientes, afectan beneficiosamente a una o varias funciones del organismo, de manera que deberían proporcionar un mejor estado de salud y bienestar, ejerciendo además un papel preventivo, ya que reducen los factores de riesgo que provocan la aparición de ciertas enfermedades. De entre todos destacan los enriquecidos.

En España se comercializan actualmente unos 200 tipos de estos alimentos, aunque su difusión es mucho menor que en otros países como Japón o Estados Unidos. Con el objetivo de dar a conocer lo que son estos productos, cuáles son sus funciones y a quién van destinados, varias organizaciones han llevado a cabo una campaña informativa en que se pretende dar al gran público la respuesta a dichas preguntas. La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), l» Organització de Consumidors i Usuaris de Catalunya (OCUC) i el Instituto Omega 3 son los responsables de esta iniciativa divulgativa que se basa en la distribución de una breve «Guía de Alimentos Funcionales» entre los consumidores.

En ese folleto puede encontrarse una lista detallada de este tipo de productos en la que se especifican sus beneficios según el componente funcional que contengan. Así, por ejemplo, uno de los grupos es el de las leches enriquecidas. Éstas pueden tener añadidos ácidos grasos omega-3 (que según la guía contribuyen a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, por ejemplo), o ácido oleico (ayudando a reducir la concentración de colesterol en sangre), o, por ejemplo también calcio (contribuyendo al desarrollo de huesos y dientes). En la misma línea hay en el mercado yogures enriquecidos (con calcio o con las vitaminas A y D), zumos enriquecidos (con vitaminas y minerales), cereales fortificados (con fibra y minerales), huevos enriquecidos (con ácidos omega-3) o sal yodada (con yodo), entre otros.

El por qué de los alimentos funcionales

Los especialistas en nutrición coinciden en señalar que una dieta sana, variada y equilibrada suministra al ser humano los nutrientes necesarios para satisfacer las demandas básicas, con lo que se previenen ciertas enfermedades y se garantiza una buena salud. Se ha demostrado que muchos alimentos tradicionales, como las frutas, las verduras, el pescado y la leche, contienen nutrientes y otros componentes que resultan beneficiosos para nuestro organismo.

Sin embargo, los nuevos estilos de vida han provocado que se abandonen determinados hábitos de alimentación saludables que durante años han formado parte de nuestra historia y tradición. La falta de tiempo para cocinar, el ritmo de vida actual y la enorme oferta de alimentos, que dificulta la toma de decisiones adecuadas, conduce a que muchas personas no sigan una alimentación equilibrada y, por tanto, no ingieran los nutrientes que necesitarían o las cantidades adecuadas.

Es como consecuencia a esta situación por lo que han surgido los alimentos funcionales, que según los expertos pueden compensar los desequilibrios y desajustes alimentarios así como mejorar sustancialmente las ingestas de nutrientes recomendadas por los especialistas en nutrición.

En este contexto es en el que se ha lanzado la campaña informativa sobre estos productos, con la que también se pretende dar a los consumidores herramientas útiles para estar bien informados en pos de poder escoger mejor los alimentos que consumen.

¿A quiénes van destinados?

Estos productos pueden formar parte de la dieta de cualquier persona, pero además están especialmente indicados en aquellos grupos de población con necesidades nutricionales especiales (embarazadas y niños), en personas en estados carenciales, con intolerancias a algunos alimentos, en los colectivos con riesgos de determinadas enfermedades (cardiovasculares, gastrointestinales, osteoporosis o diabetes, entre otras) y para personas mayores. En cualquier caso, deben consumirse dentro de una dieta sana y equilibrada y en las mismas cantidades en las que habitualmente se toman el resto de los alimentos.

Cabe señalar que, a la hora de adquirirlos quizás puedan existir confusiones entre los productos que son funcionales y los que no. No lo son los complementos alimenticios, nutracéuticos o alicamentos, cuyo fin es completar la dieta normal. No lo son los llamados nuevos alimentos, de «new food», término con que por ejemplo se podría designar un almiento transgénico sin cambio nutricional. Tampoco hay que confundir los productos dietéticos con los alimentos funcionales, ya que los primeros se adecuan a un régimen y están dirigidos a grupos de personas concretos, no a la población general. Por otro lado, sí son funcionales los alimentos enriquecidos o fortificados, los probióticos (llevan añadidos microorganismos vivos y activos), los prebióticos (ingrediente no digerible añadido, como la fibra alimentaria) y los simbióticos, que son la asociación de los dos anteriores.