Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, que se encuentran principalmente en el pescado azul, algunos vegetales y alimentos enriquecidos, son esenciales para la prevención cardiovascular. Diversos estudios epidemiológicos demuestran que su consumo habitual puede llegar a reducir el riesgo cardiovascular en un 30 por ciento, puesto que previene la aparición de arritmias, mejora el perfil lipídico y reduce la presión arterial.
Las enfermedades cardiovasculares son el gran problema de la sociedad actual, ya que en nuestro país representan la primera causa de muerte y de enfermedad. Además esta situación no parece que vaya a cambiar de momento, pues se calcula que la incidencia de esta patología podría incrementarse hasta un 20 por ciento en los próximos 20 años. Por este motivo, la prevención cardiovascular se presenta como el gran desafío de los especialistas y la dieta tiene mucho que ver en ello.
«Tan sólo con seguir una dieta mediterránea con alto contenido en omega-3 se podría reducir hasta un 70 por ciento la incidencia de la enfermedad cardiovascular, pero en España lejos de seguir estos hábitos dietéticos tan sanos, cada vez nos alejamos más», explica el doctor Pedro Mata, Jefe Clínico de Medicina Interna de la Fundación Jiménez Díaz y coautor del Libro Blanco de los Omega-3.
Se calcula que la grasa debe suponer entre el 30 y el 35 por ciento de la ingesta total de energía para adultos y niños por día. Los principales componentes de todas las grasas son los ácidos grasos, que pueden ser de tres tipos: saturados, monoinsaturados o poliinsaturados. En este último grupo se sitúan los ácidos grasos esenciales que son el omega-3 y el llamado linoleico. La dieta actual de los españoles tiene un exceso de grasa saturada, debido al elevado consumo de carnes, embutidos, bollería industrial, platos precocinados y lácteos enteros, y ha disminuido el consumo de grasas insaturadas (como el aceite de oliva), cuando debería ser al revés, ya que «se sabe que las primeras aumentan el riesgo cardiovascular y las segundas lo reducen», aclara el doctor Mata.
Disminuye el riesgo cardiovascular
Desde que en 1980 se estableció la primera relación entre la grasa de la dieta y la enfermedad cardiovascular son muchos los estudios epidemiológicos que demuestran que un consumo habitual de pescado se asocia a una clara disminución del riesgo cardiovascular. En poblaciones de alto riesgo, el consumo de 40-60 gramos diarios de pescado se asocia con una reducción del riesgo del 30 por ciento.
El Libro Blanco de los Omega-3 recoge también que el efecto más importante de estos ácidos grasos es el que tienen en la disminución de las arritmias, ya que la mitad de las muertes de causa coronaria son consecuencia de esta patología. La arritmia es un trastorno del ritmo cardíaco que a veces conduce a muerte súbita, y «es ahí precisamente donde actúan fundamentalmente los omega-3, puesto que tienen capacidad de estabilizar eléctricamente la contracción del miocito cardíaco», explica el doctor Mata.
Además de estos beneficios, el consumo de omega-3 también disminuye la presión arterial, un importante factor de riesgo en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. La dieta es un factor determinante en el desarrollo de la hipertensión, ya que mientras la grasa saturada eleva la presión arterial, las grasas insaturadas tienen un efecto contrario. Por tanto, «un aumento en el consumo de ácidos grasos omega-3 produce una reducción en la presión arterial sistólica y diastólica, tanto en sujetos sanos como hipertensos». Por último destacar que los omega-3 disminuyen el colesterol LDL (colesterol «malo»), aumentan el HDL (colesterol «bueno») y sobre todo reducen los niveles de triglicéridos.
[Qué son los omega-3](https://www.medicinatv.com/videoteca/trigliceridos- elevados-conoce-su-tratamiento-y-prevencion/)
[Beneficios de los ácidos grasos omega-3](https://www.medicinatv.com/reportajes/los-acidos-grasos- omega-3-cuidan-tu-corazon-851/)
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