Para llamar la atención sobre este problema sanitario, la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN) ha puesto en marcha la campaña Contrólate y vive sin complicaciones. Su objetivo es informar de cuál es el tratamiento anticoagulante oral, concienciar de la importancia del control periódico del tratamiento y promover el sistema de autocontrol del paciente.
En la actualidad, debido al riesgo de complicaciones de las personas anticoaguladas, éstas deben acudir a un hospital cada mes para realizarse un control analítico que determina su nivel de coagulación. De este dato depende la dosis de tratamiento que se les administrará de forma individualizada. Pero el autoanálisis y el autocontrol pueden mejorar enormemente su eficacia.
«Nuestro objetivo con esta campaña es sensibilizar y dar a conocer a la opinión pública, las autoridades sanitarias y los profesionales sanitarios qué es un paciente anticoagulado», explica Adela Zaragozá, presidenta de la FEASAN, «explicando también la importancia de la formación continuada y del control periódico para evitar las complicaciones como la trombosis y la embolia».
Según Zaragozá, el número de afectados en nuestro país «está creciendo exponencialmente», ya que «cada vez más patologías necesitan este tratamiento; antes eran los pacientes de prótesis cardíacas, como yo misma, pero ahora también hay otros, como los pacientes con fibrilación auricular».
A pesar de las complicaciones, añade la presidenta, «no hay que asustar al paciente, sino informarle de que puede llevar una vida normal siempre que atienda a una formación continuada para conocer detalles de su enfermedad y lleve un control estricto». Una dieta adecuada y hacer deporte «también puede hacer mucho por nosotros», concluye.
La opción del autocontrol
Para poder recibir de forma individualizada el tratamiento anticoagulatorio oral, los pacientes deben acudir a un control hospitalario cada cuatro o seis semanas, en el que se analizan sus niveles de coagulación y se establece la dosis. Sin embargo, este sistema conlleva una masificación de los servicios hospitalarios. Aumentar la frecuencia de los controles ayudaría a mejorar la eficacia del tratamiento con TAO y por ello, en los últimos años algunos especialistas han defendido la posibilidad de que los pacientes se autoanalicen y autocontrolen la enfermedad.
En este sentido, se está realizando el estudio ACOA (Alternative Control Oral Anticoagulation) en el Hospital de la Santa Creu y Sant Pau de Barcelona, en el que se analiza la eficacia y seguridad del autocontrol en pacientes anticoagulados.
Según el doctor Juan Carlos Soto, coordinador del estudio, «el control que se hace en el hospital es mejorable» ya que «los TAO son muy delicados, la dosificación es distinta en cada paciente y son eficaces siempre que su dosificación esté controlada y sea correcta».
El autocontrol, explica, «consiste en que los pacientes utilicen coagulómetros para controlar su enfermedad desde casa, con lo que pueden hacerlo de forma más frecuente y tomar el tratamiento con más garantías». Después de un periodo de formación, «el paciente consigue hacerse un análisis, interpretarlo y modificarse la dosis en función de los resultados, con lo que están más controlados y mejora su calidad de vida».
Para su estudio, han tomado 5.000 de sus pacientes anticoagulados, de los que han escogido 1.000 al azar. De ellos, 300 han recibido formación para que puedan autocontrolarse. Es una muestra heterogénea según el doctor Souto, «donde hay personas de diferentes edades, sexos y niveles culturales».
El estudio no ha terminado, pero el doctor Souto ha avanzado a MedicinaTV.com que de momento sus resultados muestran que el 90 por ciento de estos pacientes son capaces de autocontrolarse: «éste era un factor de debate, muchos especialistas decían que sólo el 5-10 por ciento sería capaz de hacerlo, pero con nuestros resultados podemos decir que es un mito y que el paciente puede hacerlo, aunque sea anciano o no tenga estudios superiores».
Sin embargo, la implantación en España de este sistema es, en palabras del doctor Souto, «anecdótica», ya que sólo hay «unos 300 pacientes en todo el estado que lo llevan a cabo, a parte de los 300 de nuestro estudio».
La inversión que supone el facilitarle un coagulómetro y el darle una completa formación continuada al paciente, está compensada con creces por los resultados, según este especialista: «si el tratamiento actual a través de controles rutinarios hospitalarios cuesta unas 40.000 pesetas, con el autocontrol hablaríamos de un gasto de 40-45 mil pesetas», afirma Souto, pero el ahorro es mayor «ya que desmasifica los servicios de los hospitales y ahorra complicaciones carísimas». Como afirma el adjunto de la Unidad de Hemostasia y Trombosis del hospital barcelonés, «no sólo cuenta el dinero, también las vidas, y si en términos económicos es comparable, sanitariamente es mucho más ventajoso». Ahora queda conocer si los resultados del estudio ACOA avalan la eficacia de este sistema.
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