Los especialistas advierten que los niños también corren riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares

La mala alimentación, el sedentarismo y la poca concienciación entre la sociedad de los efectos de estas enfermedades afectan también a la población juvenil que debe, aseguran los expertos, revisar su riesgo cardiovascular global.

En la actualidad los problemas cardiovasculares pueden afectar tanto a niños como a adultos, ya sea por una mala dieta, el sedentarismo o la predisposición heredada de los padres a padecer presión arterial o colesterol alto. Según Lluís Masana, presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), «los niños cada vez se mueven menos y pasan más rato delante del ordenador. No practican suficiente deporte y comen cada vez más alimentos poco sanos, como repostería o la comida rápida».

El tabaquismo, en el caso de los adultos, la mala alimentación y el sedentarismo ya forman parte de nuestra vida habitual. De hecho, el sedentarismo va camino de ser un factor de riesgo mayor de lo que viene siendo hasta ahora. Las cifras relacionadas con las enfermedades cardiovasculares hablan por sí solas, incluyen a niños y a adultos, y han de servir a la sociedad para concienciarse del peligro que representan las enfermedades cardíacas, un peligro, por otra parte, que se puede prevenir.

Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en los países desarrollados. El tabaco, por delante de la mala dieta, es el principal factor de riesgo cardiovascular. «Si la población española dejara de fumar, el número de infartos en el Estado se reduciría en un 40 por ciento», señala el doctor Masana, que añade que más que la prevención, «la educación desde la infancia» es un arma clave para evitar futuros riesgos.

La concienciación social respecto a la necesidad de prevenir posibles cardiopatías isquémicas o enfermedades cerebrovasculares requiere actualmente muchos tipos de abordajes, dada la diversidad de factores de riesgo. El sobrepeso, el tabaquismo o el sedentarismo «multiplican el riesgo vascular», apunta el doctor Fabiani, mientras que su tratamiento a tiempo puede ayudar a reducir las cifras de mortalidad de un modo importante.