Los expertos afirman que no se puede hablar de síndrome de los Balcanes

19Ene. 01

"En la actualidad no existen estudios epidemiológicos que permitan establecer claramente una relación causa-efecto entre la exposición al uranio empobrecido y la aparición de leucemia y otros tipos de cáncer", afirma el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el doctor Vicente Guillem. La detección de leucemias y linfomas entre algunos soldados de la OTAN que estuvieron destacados en Kosovo ha desatado en los últimos días la polémica, ya que este hecho se ha relacionado con la presencia de uranio empobrecido en el armamento utilizado.

El presidente de la SEOM aclara que no se podrá hablar del síndrome de los Balcanes hasta que no se realicen los correspondientes estudios epidemiológicos y éstos demuestren si se ha producido o no un incremento de la incidencia de leucemia entre los soldados destacados en Kosovo. Será necesario también mostrar que esta mayor incidencia, si realmente la hubiera, se ha producido únicamente en aquellos que han estado expuestos directamente a la radiación del uranio empobrecido utilizado en la munición de la OTAN en sus bombardeos.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expresado sus dudas respecto a la posibilidad de que el uso de armamento con uranio empobrecido durante el conflicto en los Balcanes pueda ser el origen de los casos de leucemia registrados entre los soldados que prestaron servicio en la región. Sin embargo, ha recomendado en un informe que se limpien las zonas que fueron alcanzadas por este tipo de armas en las que aún persiste un gran número de partículas de este elemento, llegando incluso a acordonarlas si se demuestra que su presencia es muy elevada, sobretodo en los lugares en los que pueda haber niños.

La OMS señala que «aunque la exposición al uranio empobrecido puede teóricamente entrañar un riesgo de contraer cáncer, parece improbable que los militares que sirvieron en los Balcanes se hayan visto expuestos a este riesgo». Entre otros motivos porque son necesarios entre dos y cinco años entre la exposición al uranio y la detección de la leucemia. Además, incluso la inhalación e ingestión de uranio empobrecido en las condiciones más extremas (es decir, inmediatamente después de un bombardeo) no alcanza ni la mitad de la radiación del nivel permitido a los trabajadores de la industria nuclear.

El doctor Michael Repacholi, coordinador de salud medioambiental de la OMS, afirma que «el cuerpo se limpia solo de los daños producidos por la radiación» y recuerda que «continuamente estamos expuestos a ella y la resistimos de forma natural», si bien indica que «cuanto mayor es la dosis de radiactividad, mayor es el riesgo de contraer leucemia». El uranio empobrecido que entra en contacto con el cuerpo se expulsa en un 95 por ciento mediante las heces. Si entra en la sangre, un 67 por ciento es filtrado por los riñones y se expulsa por la orina en las 24 horas siguientes. El resto queda repartido entre los riñones, el hígado y los huesos.

Por su parte, la OTAN ha rechazado una moratoria sobre la utilización de uranio empobrecido ya que creen que no existen pruebas de que las enfermedades aparecidas en algunos soldados tengan relación con su cercanía a las zonas bombardeadas con este tipo de municiones. Italia, respaldada por Alemania y Ucrania, había planteado esta posibilidad de suspender este material, pero la oposición de Estados Unidos y Reino Unido impidió que la propuesta prosperase. Actualmente sólo estos dos países y Francia cuentan con arsenal reforzado con uranio empobrecido y únicamente ha sido utilizado por el ejército americano en Bosnia (1994 y 1995) y en Kosovo (1999), tras haberlo probado por primera vez en la Guerra del Golfo.

Análisis para detectar la leucemia

El doctor José Francisco Tomás Martínez, hematólogo y especialista en leucemias de la Fundación Jiménez Díaz, afirma que los análisis que el Ministerio de Defensa está realizando a soldados españoles presuntamente expuestos a la radiación por uranio empobrecido sólo detectan la leucemia si la enfermedad ya está desarrollada. Por este motivo, este especialista subrayó en sus declaraciones realizadas a Telecinco que es muy importante que se haga un seguimiento a los soldados sometidos a análisis.

El doctor Tomás Martínez señaló que el único tipo de leucemia directamente relacionada con la radiación es la leucemia aguda mieloide, tal y como se conoce por los antecedentes médicos de la exposición en Hiroshima y Nagasaki. «Sabemos que la incidencia de este tipo de leucemia en Occidente es entre dos y cinco casos en 100.000 habitantes por año. En 33.000 soldados, todo lo que exceda de ese número sería una mayor incidencia. Diez o doce casos sería un número estadísticamente significativo», añadió el especialista.