29Nov. 04
La población de inmigrantes en España ha aumentado en más de seis millones en los últimos años y, sin embargo, el número de médicos para atender a ese nuevo sector de población no crece. Además, es una población que plantea al médico de familia nuevos retos y más dificultades. Con objeto de superar estas trabas se ha celebrado en el XXVI Congreso Nacional de SEMERGEN un taller de trabajo específico para la formación de los médicos de familia en habilidades y conocimientos prácticos que ayuden a mejorar el manejo de los problemas de salud de los inmigrantes.
Tal y como destaca José Luís Martíncano Gómez, coordinador del grupo de Atención al Inmigrante de SEMERGEN, «estos talleres se centran en los aspectos de la relación médico-paciente, explicando que el médico debe dejar de ser un experto en solucionar problemas para ser un colaborador de la salud del paciente, en este caso del inmigrante». Y es que, según los expertos, conocer la concepción de salud de gentes de otras culturas, su percepción de bienestar, sus valores, actitudes, expectativas, prácticas y conductas sobre la forma de enfermar y de curar, favorece la normalidad en la atención sanitaria. Para alcanzar este objetivo, «necesitamos habilidades y conocimientos específicos para la atención sanitaria al inmigrante», explica el doctor Martíncano.
Superar barreras en la atención sanitaria
En estos talleres se ofrecen técnicas, instrumentos y métodos para la adquisición, mejora y evaluación de una serie de actitudes, conocimientos y habilidades para una mejor asistencia al inmigrante. Entre otras cosas, se revisa cómo realizar una valoración de las creencias y de las variaciones físicas étnicas, se consideran factores antropofarmacológicos y psicosociales y se reconocen los factores culturales que influencian los procesos que siguen las personas para encontrar cuidado médico y las actitudes que tiene el paciente ante el proveedor. En definitiva, «así aseguramos una buena atención médica, culturalmente sensible, culturalmente apropiada y culturalmente competente», explica este experto.
Culturalmente apropiado implica que el proveedor de servicios sanitarios posee los conocimientos necesarios para procurar la mejor atención de salud. Asimismo, culturalmente competente se refiere a que el sanitario entiende y atiende al contexto de la situación del paciente, siendo consciente de las circunstancias de emigración, factores de estrés y diferencias culturales. Y culturalmente sensible define al profesional que pone en práctica conocimientos básicos y una actitud constructiva.
A diferencia de lo que se cree, el idioma no es la principal barrera en la atención de estos pacientes. «Nos incomunicamos cuando damos por hecho que participan de nuestras creencias, que esta familiarizados con nuestras prácticas y que conocen nuestro sistema de organización social, sanitaria, familiar y de relaciones interpersonales», puntualiza el coordinador del Grupo de Atención al Inmigrante de SEMERGEN.
En este sentido, SEMERGEN ha puesto en marcha recientemente dos proyectos de interés: el Manual de Medicina Transcultural, donde se suscita la concienciación de las dimensiones y complejidad que afecta al cuidado de los pacientes de diferentes culturas; y la Guía de Medicina Transcultural, en la que se describen los valores, prácticas y creencias dominantes de diferentes culturas confeccionadas para ayudar a conocer y mantener un punto de vista transcultural propio.
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