Los transexuales dejan de ser enfermos mentales

El Manual de diagnósticos y estadísticas de enfermedades mentales, considerado como la biblia de la Psiquiatría, elimina el Trastorno de la Identidad de Género de la categoría de enfermedades mentales. Y entran por primera vez los trastornos de la conducta alimentaria o el síndrome de Diógenes.

El DSM-5, acrónimo en inglés del Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales , elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, en sus siglas en inglés), en relación a la transexualidad sólo conservará la «disforia de género», es decir, la angustia que sufre la persona que no está identificada con su sexo masculino o femenino.

La Asociación Americana de Psiquiatría ha modificado por primera vez en 20 años el DSM-5 para incluir en él nuevos trastornos, tales como la adicción a la comida o los berrinches persistentes en los niños.

Esta publicación es uno de los manuales de referencia más influyentes para los psiquiatras y en su quinta edición, que será publicada en mayo de 2013, incluirá un total de 20 capítulos que, según la APA, estarán reestructurados basándose en una relación aparente entre los síntomas de las enfermedades.

Entre los cambios más importantes que presentará está una nueva definición de lo que ahora será llamado trastorno del espectro autista. De este modo, ya no se hablará de autismo ni síndrome de Asperger, trastorno generalizado del desarrollo o trastorno desintegrativo de la infancia, sino que todos estos términos quedarán incluidos dentro del diagnóstico de trastorno del espectro autista «para ayudar de forma más precisa y consistente a diagnosticar a niños con autismo».

Otros cambios importantes en el nuevo manual es que ahora, por primera vez, los psiquiatras reconocen la adicción a la comida como una enfermedad mental real.

También se catalogará a partir de ahora como enfermedad mental el acaparamiento compulsivo, definición que servirá para diagnosticar a quienes tienen «una dificultad persistente de deshacerse o separarse de posesiones, sin importar su valor real». «La conducta a menudo tiene efectos perjudiciales, tanto emocionales como físicos, sociales, financieros e incluso legales, para el acaparador y los miembros de su familia», ha explicado a la BBC el doctor Eduardo Grande, psiquiatra y ex presidente de la Asociación Argentina de Salud Mental.

Y también se incluye el llamado Trastorno de Desregulación Disruptiva del Estado de Ánimo (DMDD, en sus siglas en inglés) con el cual se diagnosticará a niños que «exhiben episodios frecuentes de irritabilidad y arrebatos de conducta durante tres o más veces a la semana durante más de un año».

Esta definición ha causado amplia controversia porque, según explica, podría desembocar en el diagnóstico y medicación de los berrinches de los niños. En cambio, la APA afirma que con este nuevo término se espera combatir el potencial error de diagnosticar a los niños con trastorno bipolar y tratarlos innecesariamente con potentes medicamentos.

La adicción al juego ‘on-line’ o al sexo, aún en estudio

Por otro lado, el manual ha introducido una categoría de trastornos que «necesitan ser más investigados», para incluir en ellos la adicción al juego ‘on-line’ o a través de Internet o las relaciones sexuales.

Asimismo, también excluye la definición de duelo como trastorno depresivo cuando éste dura menos de dos meses después de la muerte de un ser querido.

Sobre este punto, incluye varias notas en las que reconoce que «el duelo es un factor de estrés psicológico severo que puede precipitar un episodio depresivo grave poco después de la muerte de un ser querido».

Y a pesar de que muchos habían pedido definir el «trastorno hipersexual», o adicción al sexo, como una enfermedad mental, el manual ha decidido excluirlo.

Pese a estos cambios, el profesor Grande reconoce que los psiquiatras «no tienen que aferrarse al manual, porque pueden aparecer otras sintomatologías que no se encuadren dentro de los diagnósticos que éste recoge».

«Es necesario que, como profesionales, cada psiquiatra sea consciente del paciente que trata y de saber si realmente se le puede encuadrar la enfermedad a ese paciente y no seguir sólo lo que dice el manual. Como lenguaje común es válido, pero creo que es una publicación mucho más útil para el profesional que comienza que para el que ya está formado», ha aseverado.