Las personas que comen cinco o seis veces al día tienen unos niveles más bajos de colesterol, según un estudio publicado por el British Medical Journal, lo cual demostraría que los niveles de colesterol dependen no sólo de lo que se come sino también de la frecuencia de estas comidas.
Los investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) comprobaron que los adultos de mediana edad y ancianos que comían de manera más frecuente a lo largo del día tenían unos niveles más bajos de colesterol LDL (malo) que aquellos que sólo hacían una o dos comidas al día. Lo más curioso de este descubrimiento es que normalmente aquellas personas que comen más veces suelen consumir más calorías y grasas.
Para realizar la investigación se estudió a 14.600 hombres y mujeres de entre 45 y 75 años, a los que se preguntó sobre sus hábitos alimenticios y sus niveles de actividad, también se tuvieron en cuenta los datos sobre colesterol, presión arterial y peso.
Con estos datos los autores del estudio han podido constatar que el colesterol total disminuía según aumentaba la frecuencia de las comidas. Así los que tenían las cifras más bajas eran aquellos que comían cinco o seis veces al día, mientras que los que comían una o dos veces tenían las cifras más altas de colesterol.
La explicación a este hecho se encontraría en las diferentes respuestas del metabolismo a estos hábitos alimenticios. Los estudios realizados en animales muestran que los que comen pocas veces tienen unos patrones de metabolismo diferentes a los que comen más a menudo. Así, comer abundantemente pero en pocas veces hace que el intestino absorba más azúcar y que haya una mayor actividad en las enzimas que sintetizan el colesterol.
La principal autora del estudio, la doctora Kay-Tee Khaw advierte que los resultados de la investigación no proporcionan evidencias para que se recomiende picotear comida basura. La investigadora aconseja a la gente que quiere reducir sus niveles de colesterol que en primer lugar coma más frutas y verduras y disminuyan el consumo de grasas saturadas. «El cambio en la frecuencia de las comidas debe ser una estrategia adicional», añade la doctora Khaw.
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