15May. 08
La Enfermedad Renal Crónica (ERC) representa uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI por su elevada prevalencia, alta mortalidad asociada y los elevados costes del tratamiento. Asimismo, los pacientes renales presentan un aumento muy importante de la morbilidad cardiovascular en relación a la población general, debido a que en ellos se concatenan de forma muy prevalente numerosos factores de riesgo cardiovascular y otros relacionados con la insuficiencia renal.
Según el Dr. Valentín Fuster, Presidente del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), «la enfermedad renal crónica se está convirtiendo en una epidemia debido al aumento de la obesidad, junto con sus consecuencias, la hipertensión y la diabetes. Las tres afectan de manera independiente al riñón».
Según el doctor José Ramón González Juanatey, del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Santiago de Compostela, «la enfermedad cardiovascular y la enfermedad renal parecen llevar una trayectoria paralela. Además, la enfermedad cardiovascular provoca enfermedad renal y viceversa».
Asimismo, el doctor González Juanatey subrayó que «en todos los pacientes con enfermedad cardíaca clínica, en particular los pacientes con cardiopatía isquémica, es necesario evaluar la función renal que debe incluir, además de la determinación de creatinina, la estimación del filtrado glomerular y la determinación de la excreción urinaria de albúmina, ya que son elementos de primera magnitud para la estratificación de riesgo de los pacientes y tienen importantes implicaciones terapéuticas».
«En este sentido, aún es limitado el número de pacientes en los que se llevan a cabo de forma periódica estas determinaciones en España y con esta actitud estamos perdiendo una información de extraordinaria relevancia clínica», añadió el doctor González Juanatey.
Ante la importancia de esta patología, tanto por su prevalencia como por su morbilidad asociada, se ha celebrado la reunión internacional Update in Kidney and cardiovascular diseases , organizada de forma conjunta por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares del Instituto de Salud Carlos III (CNI) y el Instituto Cardiovascular Novartis, con el objetivo de analizar y profundizar en las estrategias médicas para prevenir la enfermedad cardiovascular en los pacientes con insuficiencia renal.
Esta reunión, a la que asistieron más de 200 profesionales, contó con la participación de los más destacados especialistas a nivel mundial en las áreas de cardiología y nefrología. Entre los ponentes más destacados, se encontraba el doctor Valentín Fuster, Presidente Científico del CNIC y que además trabaja en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, en Estados Unidos.
En la reunión también participó el doctor Alfonso Castro Beiras, Jefe de Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Juan Canalejo, de la Coruña, y presidente del Consejo de Gobierno del Instituto Cardiovascular Novartis.
«Esta actividad es un ejemplo de las líneas de trabajo que está llevando a cabo el Instituto Cardiovascular Novartis y del Compromiso de Novartis tanto con la investigación como con el tratamiento del paciente con riesgo de padecer dolencias vasculares, independientemente del origen de las patologías», señaló el doctor Castro Beiras.
Para el doctor José María Giménez-Arnau, Director Médico de Novartis Farmacéutica, «son varias las circunstancias que hacen que este evento se convierta particularmente en relevante». Por una parte, el experto apuntó que «se consiguió reunir a uno de los mejores grupos de expertos internacionales para departir ante una audiencia de primer nivel médico sobre una de las preocupaciones sanitarias de mayor prevalencia».
«Esta reunión permite una visión integral del paciente multirriesgo, que se ha convertido en el objeto de prioridad asistencial hoy en día. Además, es una gran oportunidad para presentar las líneas de investigación actuales y las que serán las nuevas opciones terapéuticas», añadió el doctor Giménez-Arnau.
Pacientes con alto riesgo cardiovascular
«Los pacientes con insuficiencia renal crónica deben ser considerados como pacientes de alto riesgo cardiovascular y por ello el abordaje debe ser multifactorial, consiguiendo un control óptimo de las cifras de presión arterial, de los niveles de colesterol o de la glicemia en pacientes diabéticos», explicó el doctor Aleix Cases, Médico Consultor Senior del Servicio de Nefrología del Hospital Clínic de Barcelona.
En este sentido, el doctor González Juanatey explicó que «en un estudio epidemiológico reciente llevado a cabo en España se observa que más del 40 por ciento de los pacientes con cardiopatías crónicas (en particular cardiopatía isquémica) presentan algún grado de deterioro de su función renal. Éste es un dato muy relevante ya que este grupo de pacientes presenta un mayor riesgo y se benefician más de determinadas intervenciones terapéuticas como es la utilización de fármacos que bloquean el sistema renina-angiotensina- aldosterona».
«La implementación de medidas no farmacológicas: la dieta sin sal, el abandono del tabaco, el ejercicio y la pérdida de peso si hay sobrepeso, son aún más importantes si cabe que en la población general», comentó el doctor Cases.
Asimismo, señaló que «en estos pacientes la reducción de la albuminuria ha demostrado conferir una protección cardiovascular y renal. En este sentido, la inhibición del sistema renina-angiotensina, mediante IECAs o ARAII han demostrado reducir la albuminuria más que otros agentes antihipertensivos, ha demostrado retrasar la progresión a insuficiencia renal terminal en pacientes con nefropatías proteinúricas, y hay evidencias crecientes de que confiere una protección cardiovascular en los pacientes renales igual o superior a la población general. En este sentido, la inhibición directa de la renina ofrece resultados prometedores a nivel de protección renal».
«El abordaje y tratamiento del paciente renal debe incluir la protección cardiovascular y renal; así como de las complicaciones asociadas a este tipo de insuficiencia, tales como la anemia, la acidosis, las alteraciones del metabolismo calcio-fósforo o la malnutrición. Estos pacientes deben considerarse como pacientes de alto riesgo cardiovascular y, por tanto, debe contemplarse el tratamiento global de los diferentes factores de riesgo cardiovascular y conseguir un control óptimo de cada uno de ellos. Por otro lado, dado que los factores patogénicos de la enfermedad cardiovascular y renal son comunes, la protección cardiovascular y renal son equivalentes y los objetivos a conseguir comunes», concluyeron los expertos.
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