Mejorar la salud de los niños (II)

01Jul. 02

El informe Salud de los niños y medioambiente: una revisión del conocimiento sobre el tema alerta del crecimiento de la incidencia de diferentes enfermedades como el asma o el cáncer y de diferentes trastornos de neurodesarrollo en los niños europeos, asociados a su exposición a contaminantes, polución o humo del tabaco, entre otros.

Con motivo de la presentación de este documento, apoyado por la Organización Mundial de la Salud, los responsables de la Agencia Europea del Medioambiente (EEA) han hecho públicos una serie de datos sobre el aumento de la incidencia en los niños de varias enfermedades relacionadas con factores medioambientales durante los últimos años.

Por ejemplo, el asma ha crecido espectacularmente y se calcula que en algunas ciudades europeas hasta un tercio de los más pequeños sufren síntomas de asma, siendo mucho más frecuente su aparición en zonas del oeste de Europa. En el estudio internacional de asma y alergias en la infancia de 1996 se encontró que el número de niños en Gran Bretaña de entre 13 y 14 años que presentaba síntomas de asma era del 32 por ciento mientras que en Albania esta cifra era de casi el siete por ciento. Lo que sugiere que los estilos de vida de los países occidentales determinan la manifestación del asma.

La polución y el tabaco son las mayores amenazas para la salud del sistema respiratorio, sobre todo en la infancia, y además empeoran el asma. Según los últimos estudios, los niños que viven cerca de carreteras muy transitadas tienen el doble de riesgo de sufrir problemas respiratorios que quienes viven en zonas menos congestionadas.

Pero no es el único desorden que puede causar vivir en zonas con tráfico denso. Otro estudio citado por la OMS afirma que aquellos niños que están expuestos a altos niveles de ruido tienen mayores dificultades en el aprendizaje y mayor riesgo de déficit de atención.

También el haber sido expuestos al humo del tabaco durante la gestación si la madre era fumadora, ha sido relacionado con un menor peso corporal al nacer, infecciones respiratorias, déficit auditivo, reducción de la función pulmonar y muerte súbita del lactante.

Por lo que respecta a desórdenes del neurodesarrollo, el desarrollo del sistema nervioso durante la infancia es especialmente vulnerable a diversos contaminantes que además llegan a ellos con más facilidad. Como ejemplo, según una estimación de 1986 un niño es capaz de absorber el 50 por ciento de estas sustancias a través de los alimentos mientras que los adultos sólo absorben el 10 por ciento.

El haber estado expuestos a algunas de estas sustancias, como los PCBs, se relaciona con un freno en el desarrollo de las habilidades físicas, cognitivas, sensoriales, y con dificultad en el habla y en el aprendizaje.

Para mejorar esta situación, la EEA ha recomendado que se restrinja de forma urgente la exposición de estos niños a los peligros medioambientales, con políticas específicas que les protejan desde la gestación. Por ello, instan a que políticos y comunidad científica trabajen de la mano a la hora de evaluar los peligros potenciales, las evidencias científicas y la viabilidad de restringir la exposición de los niños a estas amenazas, estableciendo indicadores que sirvan para todos los países.