Menopausia y calidad de vida

15Jul. 05

La llegada de la menopausia además de aumentar el riesgo de padecer algunas patologías, como la osteoporosis, la enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, puede generar otros trastornos que, aunque no son tan graves para la salud, limitan la actividad diaria y empeoran de forma importante la calidad de vida.

A partir de los 45 años, coincidiendo o no con la menopausia las mujeres empiezan a experimentar cambios físicos y orgánicos que se denominan en su conjunto sintomatología climatérica. Los más frecuentes son la disfunción sexual femenina, el dolor, la incontinencia urinaria y la ansiedad y depresión. Se estima que el 30 por ciento de las mujeres de 45 a 65 años padece sofocos, el 32 por ciento disfunción sexual femenina, el 20-50 por ciento presenta incontinencia urinaria y un 20 por ciento padece depresión, según datos de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM).

Por tanto se pueden establecer «los 40 años como la edad ideal en la mujer para diseñar un plan de salud general», como comenta el Dr. Rafael Sánchez Borrego, Director Médico de la Clínica Diatros de Barcelona. «Si bien es cierto que el envejecimiento hay que prevenirlo desde la infancia y la juventud» -considero- «que entre los 40 y los 50 años es el momento de que la mujer acuda a su ginecólogo y pueda estructurar un plan de salud personalizado atendiendo a sus riesgos familiares, personales, etc».

A partir de esta edad, si no se ha hecho antes, conviene modificar los estilos de vida para prevenir, en la medida de lo posible, la aparición de enfermedades cardiovasculares, osteoporosis o demencias. De este modo, entre los 40 y 50 años se deben empezar a hacer ejercicio de forma regular, especialmente para reforzar la masa ósea y prevenir fracturas; abandonar hábitos nocivos como el consumo de alcohol o tabaco; seguir una dieta equilibrada que, por ejemplo, contenga aportes de calcio y vitamina D para quiénes padezcan o tengan el riesgo de padecer osteoporosis, o soja para reducir los sofocos; hacer «jogging» cerebral, es decir, ejercitar la mente por ejemplo, leyendo para evitar la aparición de demencias en el futuro.

La soja para los sofocos

Uno de los síntomas más frecuentes en la menopausia son los sofocos, que según la AEEM pueden repetirse 1.802 veces aproximadamente por mujer y año y que repercuten de forma negativa en la calidad de vida de estas mujeres. No obstante, los sofocos también aparecen en el 36 por ciento de los casos antes de la menopausia.

Por sus múltiples propiedades beneficiosas para la salud, la soja es para muchos expertos el tratamiento natural más eficaz para prevenir los trastornos asociados a la menopausia, que padecen cerca de tres millones de españolas, el 80 por ciento del total. Y en este sentido, destaca su efecto de protección sobre el hueso y en la reducción de los sofocos.

Actualmente existen en el mercado multitud de productos elaborados a partir de la soja o que incluyen soja entre sus ingredientes, precisamente encaminados a mejorar la salud de toda la población y, especialmente, de la mujer.