Menos cesáreas y riesgos durante el parto

22Oct. 03

Diversos estudios han demostrado que la monitorización fetal mediante la técnica STAN reduce el número de cesáreas y también, de momento sólo en el caso concreto de Suecia, de las parálisis cerebrales producidas durante el parto. El nuevo sistema puede predecir con más exactitud los riesgos de deficiencia de oxígeno y evitarlos en prácticamente la totalidad de los partos.

La falta de oxígeno puede causar al feto lesiones cardíacas, renales, pulmonares, gastrointestinales y neurológicas graves (que pueden afectar a su nivel de inteligencia o a la capacidad del lenguaje) e incluso puede provocarle la muerte.

«En los últimos 40 o 50 años hemos intentado por todos los medios conseguir obtener no solamente fetos vivos sino fetos cada vez más sanos» y para ello se ha empleado la monitorización electrónica, «un equipo que habitualmente o bien por medio de ultrasonidos o bien por un electrodo directo en el feto recoge la actividad cardiaca del feto», así como sus movimientos y las contracciones, explica el doctor Javier Cordón, jefe de Servicio del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

Esta técnica tiene como ventaja que «no tiene falsos negativos», es decir, si indica que el feto está sano es una garantía de que no hay riesgo de sufrimiento fetal. Por el contrario, «tiene una enorme cantidad de falsos positivos», por lo que en ocasiones aunque el feto esté bien ofrece un diagnóstico erróneo que conlleva una cesárea innecesaria. Por ello, desde su aparición en los años 70 no ha contribuido a reducir sino a aumentar el número de cesáreas y tampoco ha logrado reducir las cifras de fetos con parálisis cerebral producida durante el parto (que representan menos de un diez por ciento del total de parálisis cerebrales). Debido a estos problemas, se suele extraer una pequeña muestra de sangre fetal para confirmar el diagnóstico mediante la prueba del pH, un parámetro que refleja el estado de oxigenación del feto, pero no se hace siempre porque es «muy engorroso para la paciente y para el feto».

Frente a estos sistemas tradicionales, la nueva técnica de monitorización fetal STAN analiza un segmento concreto del electrocardiograma del feto «que sirve para reflejar la función del músculo cardiaco durante las pruebas de estrés» y poder obtener «una medición indirecta pero muy importante del estado del cerebro fetal durante el parto». De esta forma se puede detectar la deficiencia de oxígeno en fases más tempranas y reducir el riesgo de hipoxia a menos del uno por ciento de los partos.

Pero antes de emplear este sistema es preciso realizar una monitorización convencional de la paciente durante 20 minutos y determinar si el registro es normal, dudoso o patológico. En el primer caso no sería necesario utilizar STAN, porque «no nos va a dar más información, al revés nos puede engañar». En cambio, si el registro se califica como dudoso o patológico (lo que ocurre en un diez o quince por ciento de los partos) se colocará un electrodo en el cuero cabelludo del feto y otro en la pierna de la madre que sirva como referencia, para analizar «una serie de medidas cada 30 segundos».

Dificultades de interpretación

No obstante, el doctor Cordón advierte que la información que ofrece STAN «no es fácil de interpretar, hace falta un aprendizaje» y es el médico el que tiene que tomar una decisión ante los datos que le ofrece el aparato, pero éste le «permite en muchos casos muy difíciles tomar decisiones adecuadas». Asimismo, recuerda que este sistema «no evita completamente la cesárea ni tampoco es el que indica la cesárea, la sigue indicando el tocólogo».

STAN sólo se aplica «cuando la paciente está de parto y si es un feto maduro, es decir, de más de 36 semanas», aunque se puede colocar con una mínima dilatación y en partos inducidos.

Esta técnica, que comenzó a utilizarse en Suecia y Reino Unido, se emplea en España en el Hospital Clínico de Barcelona, el Hospital Reina Sofía de Córdoba y el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.