Mete el corazón en cintura

11Nov. 05

Tener sobrepeso o estar obeso ya es en sí mismo un riesgo cardiovascular pero cuando además, esa obesidad se concentra en la parte media del cuerpo, el peligro es aún mayor. La obesidad intrabdominal provoca alteraciones del colesterol, aumentan los triglicéridos, provoca resistencia a la insulina, sube la tensión arterial, entre otras consecuencias.

La obesidad intraabdominal hace referencia a algo más que al simple exceso de peso. El mayor riesgo es ganar peso en la zona de la cintura, ya que se acumula tejido adiposo alrededor de algunos de los principales órganos del cuerpo. Esta grasa que se acumula alrededor del abdomen «es especialmente peligrosa porque promueve alteraciones del colesterol total (baja el bueno y sube el malo), aumentan los triglicéridos, provoca resistencia a la insulina, aumenta el riesgo de padecer diabetes, sube la tensión arterial, provoca fenómenos pro-inflamatorios y pro-trombóticos», tal y como explica el Dr. José María Cruz Fernández, Presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC). La suma de todos estos factores hace que en conjunto, el riesgo cardiovascular se multiplique.

Y la forma que tenemos de medir el grado de obesidad intrabdominal es muy sencilla: basta con medir el perímetro de la cintura con una cinta métrica. «Los niveles de riesgo se sitúan por encima de los 102 centímetros en el caso de los hombres y de 88 para las mujeres», declara este especialista.

Campaña De la cintura al corazón

Para informar y concienciar a la población de la importancia de conocer el riesgo cardiovascular y adoptar las medidas oportunas para evitarlo o reducirlo, se ha lanzado recientemente la campaña De la cintura al corazón promovida por la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación Española del Corazón con el patrocinio de Sanofi-aventis.

Esta campaña, en colaboración con asociaciones y sociedades autonómicas, organiza varias jornadas de prevención cardiovascular en el Congreso de Diputados, el Senado y los Parlamentos Autonómicos.

El colectivo político demuestra así su preocupación por la salud y se convierte en un ejemplo para la sociedad.

Consejos para prevenir el riesgo cardiovascular

En opinión del Dr. José María Cruz Fernández «lo primero que una persona debe conocer es el nivel de riesgo cardiovascular en el que está». Para ello, hay que tener en cuenta si se proviene de una familia con antecedentes de enfermedades del corazón, cerebrovasculares, si han tenido hipertensión o diabetes, etc. La herencia genética hará que una persona tenga más probabilidades que otra de desarrollar una enfermedad cardiovascular y, «en esos casos, conviene extremar los cuidados», alerta el presidente de la FEC.

Independientemente de los antecedentes, a medida que van pasando los años la probabilidad de enfermedad es más alta. Por encima de los 40 años toda persona debe conocer cuáles son sus cifras de colesterol, de tensión arterial, de glucemia y cuánto mide su perímetro de cintura. «Con toda esta información se puede establecer mediante unas tablas bio-médicas el riesgo que tiene esa persona en concreto de llegar a enfermar del corazón o de los vasos en los próximos 10 años», explica este especialista. Si ese riesgo es alto debemos tomar medidas adecuadas para evitarlo.

Estas medidas consisten en seguir una dieta sana y tradicional aumentando el consumo de legumbres, fruta y verduras, pescado y evitar la sal y las grasas de origen animal. El Dr. Cruz recuerda que «el aceite de oliva como aporte graso es muy bueno porque el aceite oleico mejora el perfil de los lípidos y del colesterol». Por supuesto que hay que dejar de fumar y evitar otros hábitos nocivos. Respecto a la práctica de ejercicio físico, afirma que caminar 30 minutos al día son suficientes para controlar el riesgo cardiovascular.

Algunas personas, además de las medidas higiénico sanitarias, deberán recurrir a los fármacos, bajo prescripción médica, para disminuir su riesgo cardiovascular.

«Si todo esto se cumpliera, se sabe estadísticamente que podríamos reducir el número de pacientes con enfermedad del corazón a la mitad, es decir, los 80.000 infartos que se están produciendo cada año, se podrían reducir a 40.000», concluye el Dr. Cruz.