Miedos infundados y dudas razonables sobre disfunción eréctil

La disfunción eréctil o impotencia masculina ha salido por fin del armario con la llegada de la archiconocida Viagra. Antes, la timidez a aceptar el problema y algunos prejuicios, hicieron que la recopilación de datos científicos sobre este problema fuera una tarea difícil para los especialistas. Pero hoy su tratamiento ha dado un enorme salto adelante, como nos explica el doctor Alberto Úcar Terren, especialista en Urología.

El propio doctor Alberto Úcar, quien también es Jefe de la Unidad de Andrología del Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza, define la disfunción eréctil como la incapacidad persistente (comprobada al menos durante tres meses) para conseguir y mantener una erección suficiente que permita una relación sexual satisfactoria.

Una patología tan antigua como el hombre y que, sin embargo, ha tardado años en ser reconocida abiertamente por quienes la padecen. Según Úcar porque «la circunstancia de pertenecer a la parte más íntima de la pareja y más concretamente del varón, unido a un componente moral y religioso» había limitado su libre expresión. La escasa investigación impulsada sobre el tema y las escasas alternativas terapéuticas serias tampoco «no animaba a los pacientes ni a los profesionales sanitarios a insistir en su diagnóstico».

Pero su incidencia es clara, en estudios recientes se concluye que el 26% de los varones españoles de 40 a 70 años y el 18% de entre 18 y 70, presenta algún tipo de disfunción eréctil. Una cifra que, a pesar de todo, es inferior a la de otros países como EE.UU, donde afecta al 52% de la población masculina de entre 40 y 70 años, o Japón, donde afecta a un 71% de los varones de la misma franja de edad.

Diferentes causas relacionadas entre sí

Pero dejando de un lado los factores geográficos, alimentarios u de otro tipo, según este urólogo «sabemos sin ningún tipo de duda que el factor de riesgo más relacionado con la impotencia es la edad». Si la tasa de afectados, incluyendo los casos leves, es de un 39% a la edad de 40 años, la cifra se eleva al 67% a los 70 años.

Para el Jefe de la Unidad de Andrología del Clínico de Zaragoza es un error diferenciar una disfunción eréctil orgánica (por problemas físicos) y otra psicológica, ya que «las alteraciones orgánicas no pueden separarse de un componente psicológico añadido». Según los datos que ha recopilado, hoy se acepta que un 60% de las disfunciones eréctiles tienen una causa predominantemente orgánica, un 30% fundamentalmente psicológicas, un 1% relacionada con la ingesta de fármacos y un 9% de origen hoy por hoy desconocido. Pero este especialista matiza que «también es cierto que más de un tercio de los pacientes tienen un origen mixto, sin un claro predominio».

Y es que la erección masculina es un fenómeno complejo, fundamentalmente neuro-vascular, pero donde también intervienen factores psicosomáticos, neurológicos, hormonales y vasculares. Por ello, pacientes con problemas cardíacos, de hipertensión o diabetes, entran en el colectivo de riesgo a padecerla.

No hay que ocultar el problema

Si se sospecha o conoce un problema de disfunción eréctil, es importante no ocultarlo ante el médico de cabecera, quien se encargará de remitirnos al especialista de la unidad de Urología o Andrología pertinente. El abanico de pruebas antes del tratamiento pueden ir desde cuestionarios que pueden ayudar al especialista a definir la causa del problema (indagando sobre hábitos de consumo de alcohol, tabaco, aparición de los síntomas, historial sexual) hasta pruebas farmacológicas para inducir una erección y comprobar el estado de los mecanismos físicos, un examen físico general y genital y analíticas sencillas.

Un creciente abanico de tratamientos

Para el doctor Úcar, llegado el momento del tratamiento «hay que considerar las expectativas propias y de la pareja, el estado de salud física y mental del paciente y su motivación para seguir el tratamiento». Este urólogo hace una división entre tratamiento «médico y quirúrgico» y recomienda pasar, como es logico, del tratamiento más sencillo al más complejo.

Los nuevos fármacos que estarán pronto disponibles levantan grandes expectativas, pues como afirma este Jefe médico, en ellos «se ha buscado minimizar los posibles efectos secundarios y complicaciones» y permitirán «cubrir la mayoría de las causas de impotencia mediante un amplio espectro farmacológico».

Así, el tratamiento de la disfución eréctil es hoy un reto para la urología, en un contexto social donde, como explica el doctor Úcar, «la mayor esperanza de vida, con unas condiciones de calidad cada vez más exigidas», unido a que «las conductas sexuales se modifican con la edad, pero no desaparecen y se rechaza el mito de que la edad supone la pérdida de deseo sexual», hacen que hoy el estudio y tratamiento de la disfunción eréctil desa una de las facetas de más actualidad de esta especialidad.

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