25May. 17
Desmontamos mitos sobre la exposició solar y te contamos algunos tratamientos para cuidar tu piel antes y después del verano.
Con la llegada del calor, la playa y la piscina nos invitan a refrescarnos y solemos pasar bajo el sol más tiempo del habitual. Además, muchos toman el sol para conseguir un [deseado bronceado](https://www.medicinatv.com/videoteca/puedo-usar-aceites- bronceadores-para-protegerme-del-sol/). Así, durante esta época es especialmente importante [cuidar de nuestra piel](https://www.medicinatv.com/videoteca/cuidados-de-la-piel-cinco-aspectos- basicos/) y reducir la posibilidad de sufrir [quemaduras](https://www.medicinatv.com/videoteca/que-hacer-ante-las- quemaduras-solares/), fotoenvejecimiento y otros efectos secundarios del exceso de exposición solar.
La mayoría de cuidados cutáneos son ampliamente conocidos pero existen mitos que nos confunden y pueden tener graves efectos sobre nuestra salud. Por ello, la doctora Schepers, responsable de la Unidad de Dermatología de Clínica Planas, desmiente seis mitos vinculados a la exposición solar:
El moreno confiere una[protección solar](https://www.medicinatv.com/reportajes/las-10-claves-de-la-proteccion- solar/) ante los efectos nocivos de la radiación ultravioleta pero, aun así, tenemos que proteger nuestra piel ya que es posible quemarnos e incluso sufrir cáncer de piel a pesar de estar bronceados. Además, “el moreno no nos protegerá del fotoenvejecimiento, la deshidratación de la piel y otros efectos secundarios del exceso de exposición solar”, afirma la doctora Schepers.
Aunque es cierto que las nubes nos protegen hasta cierto punto de la radiación ultravioleta, según su densidad permiten que entre un 50-85% de la radiación ultravioleta las traspase, así que no te olvides de protegerte. Además, si al estar nublado hace menos calor, es posible que nos expongamos demasiado tiempo al sol y esto tenga consecuencias para nuestra piel.
Es cierto que la sombrilla nos protege de la exposición directa al sol, pero dependiendo del material con el que esté realizada, reducirá más o menos la radiación ultravioleta que recibimos. Por ello, no debemos pensar que es una protección total. Lo mismo sucede con la ropa, puesto que hay materiales como el rayón o el algodón que protegen menos que el poliéster o la seda, Además, la ropa de color oscuro protege más que la de color claro porque ofrecen un factor de protección solar mayor.
Debemos aplicarnos [crema solar](https://www.medicinatv.com/videoteca/me- protege-una-crema-solar-del-ano-pasado/) cada dos o tres horas porque su protección va disminuyendo con el paso del tiempo. Tras bañarnos también debemos volver a aplicarnos la protección, aunque haya pasado poco tiempo de su aplicación. “Si nos bañamos debemos tener en cuenta que el agua hace efecto lupa, por lo que es más posible quemarse estando mojado”, afirma la doctora Schepers. Además, es necesario ponernos la crema media hora antes de empezar la exposición solar, no justo al empezar a tomar el sol.
Un mayor factor de protección solar (FPS) indica que puedes exponerte más tiempo al sol sin quemarte por la radiación ultravioleta, no una protección mayor durante este tiempo. Por ejemplo, un FPS 15 te protege durante unos 15 minutos y un FPS 30, durante 25, aproximadamente. Debemos tener en cuenta que la aparición de un color rosado en la piel, por leve que sea, ya indica inflamación de la piel y, por lo tanto, que nos hemos pasado de tiempo.
El aftersun tiene propiedades específicas para la piel que se ha expuesto al sol, es algo más que una crema hidratante. “Incorpora tanto componentes calmantes como algunos con efecto antiinflamatorio y regenerativo, además de bajar la temperatura de la piel, aportando sensación de frescor”, afirma la doctora.
Por otra parte, también se recomienda prepararse para el verano con una terapia lumínica de baja intensidad y recuperar la hidratación de nuestra piel mediante la revitalización con antioxidantes y el tratamiento RICH, para conservar una piel sana y bella tras los días soleados.
Por ejemplo, la terapia lumínica de baja intensidad, protección solar factor 15 permanente estimula las funciones energéticas de las células mediante unos diodos de luz que potencian la creación de elastina y colágeno. En ocho sesiones se consigue una protección solar similar a la que tendríamos si llevásemos puesta una crema de protección solar de factor 15 de forma permanente.
También existe la posibilidad de recuperar la luminosidad de la piel con un tratamiento de revitalización con antioxidantes. La terapia lumínica de baja intensidad se puede combinar con un tratamiento de revitalización antioxidante. Se aplicarán sobre la piel cremas antioxidantes personalizadas para cada paciente, según sus necesidades. La terapia lumínica aumenta la absorción de estos activos, aportándole a la piel una gran cantidad de antioxidantes que van a dar una luminosidad inmediata a la piel.
Tras el verano es posible recuperar la frescura e hidratación de una piel castigada por el sol. El tratamiento RICH se puede realizar para acabar de completar los tratamientos anteriores y permite recuperar la frescura y luminosidad perdida mediante la infiltración cutánea de vitaminas, minerales, aminoácidos y antioxidantes. Este cóctel de tratamiento se personaliza para cada paciente según las características dermatológicas de su piel y consta de 2-4 sesiones, dependiendo del estado de la piel.
“El tratamiento hidrata la piel desde dentro, estimula las células para que no pierdan agua y, además, rejuvenece el rostro a través de mecanismos de regeneración de la piel, estimulando la producción de colágeno”, afirma la doctora Schepers. Asimismo, cabe decir que durante las sesiones se aplica una crema anestésica para evitarle molestias al paciente.
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