Niños hipertensos

09Oct. 00

Alrededor de un 2-3 por ciento de los niños y adolescentes españoles sufren hipertensión arterial. Actualmente es posible la detección precoz de la presión alta en niños, sin necesidad de que haya síntomas claros, ya que se mide regularmente la tensión arterial y además hay un mejor conocimiento de los valores de normalidad. Hay que tener en cuenta que estos valores de normalidad varían en los niños a lo largo del crecimiento y desarrollo.

Precisamente ésta es una de las características más importantes de la tensión arterial en la infancia, puesto que se trata de un parámetro variable con unos valores de normalidad que aumentan progresivamente a lo largo de los años. «Durante el primer mes de vida la tensión arterial sistólica aumenta de forma rápida enlenteciéndose posteriormente hasta la edad de cinco años. La edad comprendida entre los 13 y los 18 años se caracteriza por un notable incremento de los valores, siendo más evidente en los niños que en las niñas. Este mayor aumento en los niños es consecuencia de un desarrollo puberal más tardío y mayor masa corporal», explica la doctora Empar Lurbe, de la Unidad de Nefrología Pediátrica del Hospital General Universitario de Valencia.

Los niños que tienen un nivel de tensión alto aunque dentro de la normalidad y se mantienen a este nivel por mucho tiempo tendrían un riesgo mayor de desarrollar hipertensión en la edad adulta. «Conforme avanzan las técnicas de genética molecular se comprueba que muchas enfermedades que antes se clasificaban como esenciales, es decir, sin causa aparente, son patologías muy concretas que muchas veces aparecen en una etapa infantil y que tienen un tratamiento específico», aclara la doctora Lurbe.

Las causas más frecuentes de hipertensión en la infancia son secundarias a enfermedades renales y vasculares, pero también aparece la hipertensión arterial esencial, sobretodo entre los adolescentes. Este tipo de hipertensión, sin causa aparente, es más frecuente si hay una historia familiar de hipertensión y/o en los niños que presentan obesidad. Dolores de cabeza, palpitaciones, cansancio y retraso en el crecimiento son los principales síntomas que pueden alertar sobre una posible hipertensión. Pero «muchas veces los niños hipertensos son asintomáticos (no presentan síntomas) y esto hay que tenerlo muy en cuenta y medir la tensión dentro del contexto de la exploración y del control de salud de los niños», afirma la doctora Lurbe.

Tratamientos de la hipertensión

El abordaje terapéutico de la hipertensión arterial en niños y adolescentes debe contemplar no sólo el uso de fármacos sino también la aplicación de medidas no farmacológicas. Esta decisión se toma «en función de los valores de tensión arterial, de la presencia de una etiología (causa) definida y de la evaluación de los posibles factores de riesgo asociados», comenta la doctora Lurbe. En el caso de la hipertensión severa el objetivo del tratamiento farmacológico debe ser reducir la posibilidad de enfermedades renales y cardiovasculares, «es necesario conseguir una reducción gradual de la tensión arterial hasta alcanzar valores inferiores al percentil 90, una cobertura mantenida durante las 24 horas del día, evitar efectos secundarios y no limitar la actividad habitual del niño», explica la nefróloga.

En el caso de la hipertensión sin causa aparente el tratamiento debe basarse en medidas no farmacológicas, como pueden ser: el ejercicio físico, la pérdida de peso en caso de que haya obesidad y la restricción moderada de sal. «Si con estas medidas no se consigue un control adecuado se precisará la administración de fármacos», añade la doctora Lurbe.