Niños y adultos, nadie a salvo de los problemas del corazón

23Abr. 02

La mala alimentación, el sedentarismo y la poca atención que presta la sociedad a los efectos de estas enfermedades afectan también a la población juvenil que debe, según los expertos, comenzar a tomar conciencia de este problema.

Los niños también pueden sufrir problemas cardiovasculares como el infarto, más asociado al mundo adulto. Los motivos son múltiples: mala alimentación, sedentarismo, incluso la predisposición heredada de los padres a padecer presión arterial elevada o colesterol alto. Según Lluís Masana, presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), «los niños cada vez se mueven menos y pasan más rato delante de un ordenador. No practican suficiente deporte y comen cada vez más alimentos poco sanos, como la repostería o la comida rápida». De este modo los niños pasan también a convertirse en individuos de riesgo de unas enfermedades que siempre habían estado ligadas a los adultos.

La mala alimentación ya forma parte de nuestra vida habitual, como el sedentarismo, que va camino de convertirse en un factor de riesgo mayor de lo que ha venido siendo hasta ahora. Las cifras relacionadas con enfermedades cardiovasculares hablan por sí solas, incluyen a niños y a adultos, y han de servir a la sociedad para concienciarse del peligro que representan las enfermedades cardíacas.

El tabaco, muy por delante de la mala dieta, es el enemigo número uno de nuestro corazón. De hecho, si la población española dejara de fumar, el número de infartos se reduciría en un 40 por ciento. Además, es necesario huir del sedentarismo mediante la práctica de ejercicio físico, habituarse a una dieta saludable y consultar al médico para prevenir posibles problemas relacionados con estos malos hábitos.

Factores como el sobrepeso, el tabaquismo o el sedentarismo «no suman riesgo vascular, sino que lo multiplican», apuntó el doctor Fabiani, jefe del Departamento de Bioquímica del Hospital Virgen de la Macarena de Valencia y secretario de la SEA, mientras que su tratamiento a tiempo puede ayudar a reducir las cifras de mortalidad de un modo importante. La sociedad, por tanto, debe concienciarse del peligro que representan las enfermedades cardíacas y que en su mano está su prevención.