A los cinco años, entre el 10 y el 20 por ciento de los niños moja la cama durante la noche. La enuresis es tres veces más frecuente en niños en los que el padre o la madre tuvieron este trastorno pero en el caso de que los dos la padecieran en su infancia, el riesgo de presentarla el hijo asciende a un 70 por ciento.
En concreto, la enuresis consiste en la emisión involuntaria de orina (al menos cuatro veces al mes) a una edad (5 años) en la que por lo general ya se ha adquirido el hábito de retención, control de esfínteres y micción voluntaria. De hecho, a los 5 años de edad el 85 por ciento de los niños ya tiene continencia. El resto moja la cama durante la noche. A los ocho años la cifra es de un siete por ciento y, a los 10, de un cinco por ciento.
Según el doctor Carlos Miguélez, coordinador del Grupo de Urología Pediátrica de la Asociación Española de Urología (AEU), «no podemos referirnos a este trastorno como un tipo de incontinencia de orina, ya que el escape de orina no se produce constantemente, sino que se trata de una micción fisiológicamente normal pero involuntaria, que ocurre sin darse cuenta y generalmente durante el sueño». Así, no podría calificarse este trastorno de enfermedad, sino sólo de síntoma que puede responder a distintas causas.
Dos tipos de enuresis
Existen dos tipos de enuresis: la monosintomática, que es la más frecuente (75 por ciento de los casos) y responde a un problema de maduración del control miccional nocturno, y la conocida como síndrome enurético, que añade a las características de la primera algún trastorno más, como infección urinaria o problemas de retención, acudiendo el enfermo durante el día muy pocas veces a orinar. La distinción de uno u otro debe realizarse a través de «un interrogatorio y una buena exploración», según el doctor Miguélez.
El control de la micción es un acto voluntario y complejo que se establece en el niño cuando está adquiriendo todos los mecanismos de aprendizaje y, por tanto, en pleno proceso de maduración cerebral. Este control se ha de ejercer, además, durante el sueño. Todo ello implica que los factores de la enuresis sean múltiples: puede darse un factor hereditario, un retraso en la maduración neurológica, ansiedad, alteraciones psicológicas o también patología funcional, causada por un defecto en los mecanismos de almacenamiento vesical.
Tratamiento
En el caso de la enuresis monosintomática existen tres tipos de tratamiento. Uno consiste en administrar la hormona antidiurética que les falta a estos pacientes y que es efectiva en el 70 por ciento de los casos (se trata de una hormona que eleva su actividad durante la noche y hace que el riñón filtre menos orina a la vejiga). Otro tratamiento se basa en la instalación de aparatos de alarma en el pijama del niño que le avisan cuando hay un escape. Por último, para aquellos casos en los que no funcionen los dos métodos anteriores, se puede optar por la terapia con fármacos anticolinérgicos. Además, todo ello puede completarse con un «apoyo psicológico, premiando al niño sus esfuerzos por levantarse seco y seguir el tratamiento», tal y como apunta el doctor Miguélez.
Otras medidas incluyen un menor consumo de líquidos por la noche y mantener un horario miccional fijo durante el día para que el sistema nervioso voluntario del niño se acostumbre a controlar los deseos miccionales y aumente la capacidad de almacenamiento de la vejiga. Si falla lo anterior, existen otras opciones, como la reeducación miccional o entrenamiento del suelo pélvico del niño a través de fisioterapia, y la electroestimulación.
Cuanto antes se detecte el trastorno, mucho mejor, ya que éste puede causar alteraciones en la autoestima, complejos, falta de libertad para salir de casa y hacer actividades propias de la edad del niño, u otros problemas.
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