¡No te deprimas después de las vacaciones!

07Sep. 06

Casi cuatro de cada diez personas padece alguno de los síntomas de la denominada depresión postvacacional, un trastorno pasajero que no reviste gravedad, pero al que tampoco hay que dejar de prestar atención. Los psicólogos aconsejan planificar actividades gratificantes para los primeros días laborales e intentar adoptar una actitud positiva.

Las vacaciones se han acabado y la vuelta al trabajo para muchas personas se hace más dura de lo normal, presentándose sentimientos de apatía, ansiedad y tristeza. Pero en algunas personas, este problema va a más y puede derivar en una depresión. Los psicólogos han bautizado este cuadro como síndrome post- vacacional, una depresión transitoria que afectaría tras un periodo largo de descanso con la vuelta a las obligaciones cotidianas.

De hecho, el 35 por ciento de la población trabajadora sufre alguno de sus síntomas después de las vacaciones, según informa la Asociación Nacional de Entidades Preventivas Acreditadas (Anepa).

Algo parecido vivimos los lunes, después del fin de semana, pero a menor escala.

El síndrome post-vacacional se caracteriza por un estado de debilidad general, astenia, pérdida de apetito, así como somnolencia o falta de concentración en horario laboral.

«Se trata de un malestar que es respuesta física y psicológica a la situación que supone la vuelta al trabajo», explica Consuelo Rico, psicóloga, quien añade que este malestar suele «estar acompañado de ansiedad y de un estado de ánimo depresivo.

Aunque en la mayoría de casos no va a más, tampoco hay que dejar de prestarle atención. «En los casos más extremos, puede desencadenar reacciones psicosomáticas como dolores de cabeza o palpitaciones», advierte por ejemplo esta especialista.

Según la psicóloga y presidenta de la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AEPCP), Amparo Belloch, este síndrome aparece cuando «algunas personas experimentan sentimientos de disforia, es decir, no estar a gusto consigo mismo, no estar a gusto con la tarea que realizan, no tener ganas de emprender una actividad o de reemprender la que dejaron antes de las vacaciones».

De hecho, importa poco la época en que se tomen las vacaciones; lo que importa es que se ha pasado un tiempo alejado de las responsabilidades de cada día y se han cambiado los hábitos, a veces demasiado rutinarios.

Para la presidenta de la AEPCP, el grado de satisfacción laboral influye muchísimo en este tipo de depresión: «si a uno le encanta el trabajo que hace, las vacaciones pueden resultarle un aburrimiento y puede llegar a suceder lo contrario, tener una depresión vacacional porque la persona tiene demasiadas horas por delante y no sabe qué hacer con ellas».

Amas de casa y jóvenes, los más vulnerables

El síndrome postvacacional suele afectar sobre todo a personas jóvenes, de entre 30 y 44 años, la mayor parte de las cuales porque experimentan una ruptura brusca del ritmo vacacional y una incorporación al trabajo sin transición ninguna.

Así, las amas de casa son, en palabras de la psicóloga Consuelo Rico, uno de los colectivos que más afectado se ve por este síndrome: «en la mayoría de sus viajes, sobre todo al pueblo o a apartamentos, continúan desarrollando su rol de ama de casa con lo cual no descansan nunca». Además, añade la psicóloga, «a este colectivo, incomprendido los 365 días del año, la vuelta al hogar les supone una sobrecarga adicional -limpieza de la casa, desembolso brusco para la compra del material escolar, de la cesta de la compra…-; todo ello se añade al estrés que no han podido liberar y las hace más propensas a sufrir esta dolencia», asegura.

Los niños tampoco se escapan del síndrome post-vacacional. En este caso, son los que más notan este cambio dado que su periodo de descanso es mucho mayor: «hay niños que los primeros días de regreso al colegio les encanta, pero a la mayoría les asusta estar otra vez en el colegio, porque en casa están más libres, porque hacen lo que quieren y no tienen ninguna obligación», nos explica esta psicóloga que, sin embargo, añade que los niños tienen más facilidad para acostumbrarse de nuevo a esa rutina que los adultos.

Para hacerles más llevadera la vuelta a la rutina, el doctor Asensio López Santiago, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comuniaria (semFYC) aconseja a los padres mentalizar y acostumbrar a los pequeños de la casa al horario escolar y a sus obligaciones ya que el cambio que sufren también es brusco».

Consejos para enfrentarte al regreso

Para evitar la depresión post-vacacional lo mejor es, según Amparo Belloch, «plantearse de la forma más racional posible el periodo de descanso donde uno sigue su propia vida y sus propias normas, asumiendo que el trabajo es importante y que se deben asumir las necesidades de una persona adulta. Todo se basa en racionalizar la situación», asegura.

Por su parte, el doctor López Santiago aconseja «planificar actividades gratificantes para los primeros días laborales, buscando un tiempo para el ocio y afrontar la vuelta al trabajo como un nuevo período vital en el que se pueden desarrollar nuevas tareas para el desarrollo personal», aconseja.

Por otro lado, si la persona ya tiene los síntomas de esta depresión post- vacacional, debe tener en cuenta que «no es el mejor momento para tomar decisiones importantes sobre su futuro», concluye el especialista.

En el caso que los síntomas del síndrome post-vacacional, sus molestias físicas o psicológicas, duren más de una semana o diez días, debemos acudir al médico para descartar que no se trate de un problema de otra naturaleza, recomienda la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

«Las medidas para corregir este trastorno deben centrarse en la necesidad de adoptar una actitud positiva y asumir que las molestias pueden estar originadas simplemente por un cambio de rutina diaria», concluye la semFYC.

Para corregir las alteraciones físicas propias de este trastorno -taquicardia, dolores musculares, molestias en el estómago, sensación de falta de aire o insomnio, entre otros- los médicos de familia de la semFYC aconsejan regular los horarios y el reloj biológico los día previos al inicio del trabajo, así como acostarse en los horarios habituales y ser prudentes con el tiempo dedicado a la siesta.

Como recuerda Pilar Egea, profesora de Psicóloga del Trabajo de la Universidad de San Pablo-CEU, «se trata de un síndrome pasajero, un proceso de adaptación y no un problema clínico».