18Jun. 07
Los estudios realizados con omalizumab han demostrado que la adición de éste al tratamiento establecido para controlar el asma disminuye significativamente las exacerbaciones asmáticas, reduce a la mitad las exacerbaciones graves y casi a la mitad las visitas a urgencias.
El asma grave es aquella en la que el paciente tiene síntomas diarios, la función pulmonar afectada o requiere mucho tratamiento para encontrarse bien. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada hora muere una persona en Europa Occidental por causas relacionadas con el asma.
La situación del manejo del asma grave de difícil control será uno de los temas que se traten hoy en el Simposio «Valorar la respuesta terapéutica en el asma: identificar y tratar el asma asintomática, celebrado en el marco del Congreso de la Sociedad Torácica Americana», que tiene lugar hasta el 23 de mayo en San Francisco El 18 por ciento de los pacientes asmáticos en España tiene asma grave (casi medio millón de personas), aquella en la que a pesar de recibir tratamiento antiinflamatorio y broncodilatador adecuado y ser estrechamente seguido por el especialista, no se consiguen controlar los síntomas del paciente. La frecuente falta de control de los síntomas del asma en estos pacientes, lo que empeora de forma muy acusada su calidad de vida, hace necesaria la aparición de nuevos tratamientos eficaces y seguros para el manejo del asma grave no controlada. «No obstante», explica el doctor Héctor Verea, Jefe del Servicio de Neumología del Hospital Juan Canalejo de A Coruña»la llegada a España hace un año de omalizumab, un anticuerpo monoclonal anti IgE (inmunoglobulina E, responsable del asma bronquial alérgica) especialmente indicado para el manejo del asma alérgica grave, ha supuesto que en dos de cada tres pacientes con este tipo de asma se consiga una mejoría total o parcial de la misma».
En la actualidad, el eje principal de la terapéutica del asma ha sido la utilización de esteroides inhalados y agonistas beta adrenérgicos para los diferentes estadios de gravedad. «Sin embargo, diferentes formas de asma grave», afirma el doctor Verea, «requieren a largo plazo en su tratamiento esteroides orales y otros regímenes inmunosupresores que están asociados a un elevado riesgo de efectos secundarios».
La situación del manejo del asma grave de difícil control, así como las nuevas expectativas terapéuticas para estos pacientes, es uno de los temas que, a través del Simposio Valorar la respuesta terapéutica en el asma: identificar y tratar el asma asintomática, se ha tratado en el marco del Congreso de la Sociedad Torácica Americana, que se está celebrando en San Francisco (EE.UU.).
La gravedad del asma, su sintomatología y sus complicaciones, junto a la necesidad de tratamientos a largo plazo, hacía necesaria la aparición de nuevos tratamientos eficaces y seguros para el manejo del asma grave no controlada. Asimismo, según los resultados de un estudio realizado por la Federación Europea de Asociaciones de Pacientes con Alergia y Enfermedades Respiratorias, el 22% de los pacientes españoles con asma grave que participaron en este estudio, reivindicaba, en mayor medida que en otros países, que se invirtiera en investigación para nuevos tratamientos.
Por este motivo, la llegada a España de omalizumab, comercializado en España con el nombre de Xolair®, la primera terapia biológica para el tratamiento del asma grave no controlada, ha supuesto una gran expectativa, tanto para los expertos encargados del manejo de la enfermedad como para los pacientes. Según el doctor Héctor Verea, «omalizumab actúa sobre el anticuerpo IgE, con lo que se interrumpe precozmente la cascada alérgica y se reducen los síntomas de asma, en lugar de pretender el tratamiento cuando ya se ha producido la respuesta inflamatoria alérgica».
IgE y las nuevas expectativas terapéuticas
Un porcentaje muy alto de pacientes con asma, alrededor de dos de cada tres, es alérgico. Según el doctor Verea, «cuando estos pacientes se exponen a un alergeno, su organismo produce una respuesta inmunitaria al mismo, proceso que en gran parte está dirigido por un anticuerpo denominado inmunoglobulina E, o IgE, y que da lugar a los síntomas característicos de una crisis, exacerbación (o «ataque») de asma».
Así, cuando las personas con asma alérgica entran en contacto con una sustancia a la que son sensibles, como los ácaros del polvo doméstico o el pelo de animales, se establece un mecanismo mediante el cual el organismo produce grandes cantidades de inmunoglobulina E (IgE). «Un exceso de IgE puede ocasionar un daño grave al desencadenar los síntomas de asma alérgica (dificultad respiratoria o disnea, sibilancias y tos)», explica el doctor Verea, «de forma que, las nuevas expectativas terapéuticas están orientadas a controlar los mecanismos íntimos del asma, es decir, a bloquear los mecanismos de la inflamación de los bronquios desde su origen».
«Además», explica el doctor Juan Luis Rodríguez, médico adjunto del Servicio de Neumología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y responsable del Grupo de Asma, «la exposición repetida a éstos agentes alergénicos desconocidos a los que el paciente es sensible y el estrés psicosocial pueden, individualmente o en combinación, incrementar la vulnerabilidad a los ataques de asma, reducir la respuesta a los esteroides y hacer el asma de difícil control».
Al contrario que el asma moderado-leve, el asma grave puede ocasionar crisis que incluso conlleven el fallecimiento del paciente. Según el doctor Rodríguez, «algunos pacientes con síntomas intensos responden peor al tratamiento antiasmático habitual lo que conlleva una mayor morbilidad y peor calidad de vida. Así, presentan más riesgo de sufrir crisis asmáticas graves, hospitalización e incluso muerte a causa del asma». En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada hora muere una persona en Europa Occidental por causas relacionadas con el asma.
Eficacia y seguridad de omalizumab
En los estudios clínicos realizados con omalizumab han participado más de 4.300 pacientes. En los mismos, se ha demostrado que la adición de omalizumab al tratamiento establecido para controlar el asma disminuye significativamente el número de exacerbaciones asmáticas, reduce a la mitad las exacerbaciones graves y casi a la mitad el porcentaje de visitas de urgencia.
«Además», explica el doctor Verea, «también se ha demostrado que omalizumab disminuye la necesidad de corticoides inhalados, alivia los síntomas del asma y mejora la función pulmonar, y la calidad de vida relacionada con el asma».
En este sentido, el doctor Verea añade que «como terapia adyuvante, los pacientes que más se beneficiarían de las aportaciones de omalizumab son aquéllos que reciben dosis altas de corticoides inhalados, tienen una baja función pulmonar e historia de frecuentes visitas a urgencias en el año previo». A este respecto, los beneficios potenciales del tratamiento con anti- IgE ya están reconocidos en directrices terapéuticas como las elaboradas por la Iniciativa Global para el Asma (GINA en sus siglas en inglés), donde se recomiendan los anti-IgE como tratamiento complementario para pacientes con asma alérgica grave que no esté controlada satisfactoriamente con las opciones clínicas habituales.
En Europa, omalizumab está indicado como tratamiento complementario para mejorar el control del asma en pacientes adultos y adolescentes (a partir de 12 años) con asma alérgica persistente grave, que presenten una prueba cutánea positiva o reactividad in vitro a un aeroalergeno perenne, y con función pulmonar reducida (FEV1 <80%), así como síntomas diurnos frecuentes o despertar nocturno, y que hayan experimentado múltiples exacerbaciones graves documentadas del asma, a pesar del tratamiento diario con dosis elevadas de corticoides inhalados más un beta2-agonista inhalado de acción prolongada. Omalizumab se administra en inyección subcutánea (debajo de la piel) cada dos o cuatro semanas según las necesidades de cada paciente, es decir, en función del nivel basal de IgE y del peso corporal. Asma grave, alto índice de morbimortalidad
El asma grave es aquél en el que se tienen síntomas diarios, perturbación del sueño al menos una vez a la semana y exacerbaciones frecuentes. Según el doctor Rodríguez, «el asma grave no controlada puede tener un serio impacto en la vida de los pacientes, ya que afecta sus relaciones familiares, su vida social y sus oportunidades laborales. Así, puede causar exacerbaciones asmáticas con posible riesgo vital, que cursan con disnea limitante y un temor constante a que la crisis siguiente pueda resultar mortal».
En este sentido, los resultados de una encuesta realizada entre 1.300 pacientes con asma grave realizada por la Federación Europea de Asociaciones de Pacientes con Alergia y Enfermedades Respiratorias, 1,5 millones de europeos con asma grave viven con miedo continuo a morir a causa de un ataque asmático. Casi un tercio de los encuestados afirma que el asma les impide salir de vacaciones, el 38% añade que la enfermedad no les deja salir con sus amigos como desearían, casi la mitad da importancia al hecho de no poder tener mascotas y no poder visitar a amigos que las tengan, y el 70% no puede realizar ejercicio físico.
«Teniendo en cuenta que el asma es una enfermedad con una gran variabilidad», explica el doctor Rodríguez, «hay que hacer un gran esfuerzo para que el paciente entienda que debe realizar un tratamiento correcto continuado de mantenimiento, aunque en ocasiones sí pueden darse periodos de mejoría dependiendo, por ejemplo, de la exposición que pueda tenerse a determinados alérgenos o agentes irritativos».
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