04Feb. 02
Especialistas del Hospital General Universitario de Alicante han descubierto un tratamiento que resulta efectivo para curar las ampollas por fricción en el pie, una patología que suele afectar a los deportistas, especialmente a los futbolistas.
Las ampollas por fricción aparecen con relativa frecuencia cuando el pie tiene que habituarse a algunos cambios, como pueden ser: la iniciación en el deporte, un aumento en la actividad, el cambio de calzado habitual o por la confluencia de varios de estos factores. No suelen causar problemas médicos significativos, aunque son bastante dolorosas y pueden dificultar la realización de ejercicios físicos hasta el extremo de no poder llegar al máximo rendimiento en un momento decisivo y de comprometer una competición por disminución de la capacidad.
Estas ampollas afectan especialmente a los futbolistas durante la pretemporada, que es cuando estrenan botas nuevas y coincide con el regreso de las vacaciones. Se calcula que aproximadamente ocho jugadores por equipo suelen padecer ampollas por fricción en uno o ambos pies durante este período de tiempo. «Normalmente no causan más que una incomodidad temporal, pero pueden ocasionalmente progresar hacia una infección local, una ulceración, una celulitis e incluso una infección general séptica», explica Sigfrido Sastre, autor de la investigación y responsable de la Unidad de Yesos del Hospital de Alicante.
La efectividad del tratamiento se ha demostrado mediante un estudio que ha consistido en aplicar esta técnica a futbolistas profesionales durante tres años consecutivos. Los resultados han sido «excepcionales», ya que hasta el momento no existía ningún tratamiento que permitiera curar estas lesiones sin causar la baja del jugador y con este método se ha conseguido evitar el dolor, sin necesidad de baja. «Con este método hemos podido conseguir una antisepsia adecuada, un curtido rápido del tejido subyacente, prácticamente ausencia de dolor y disponibilidad sin interrupción del jugador», señala el doctor Sastre.
Durante las tres temporadas que ha durado el estudio se han tratado un total de 107 lesiones de futbolistas y el tiempo medio de curación de las ampollas ha sido de seis o siete días, aunque no ha sido necesario que los futbolistas tratados interrumpieran su entrenamiento diario ni los partidos oficiales.
En qué consiste la técnica
El estudio señala que una de las principales causas que impiden la curación de las ampollas es el líquido que éstas contienen, ya que es un excelente medio de cultivo bacteriano y además retrasa la cicatrización de la herida. Esta técnica consiste primero en realizar una punción aspirativa con una jeringa en la ampolla, previamente desinfectada, para extraer el líquido. A continuación se inyectan con otra jeringa unas gotas de violeta de genciana, que se caracteriza por su acción desinfectante, germicida y su gran poder de curtido de la piel. Se aplica a solución acuosa y baja proporción para que no cause picor y evitar en lo posible las reacciones adversas.
Seguidamente se realiza una ligera presión con una gasa estéril para repartir la violeta por toda la base de la ampolla y se protege la herida cubriéndola con un pequeño apósito hidrocelular para almohadillar y no romper prematuramente la piel. Pasadas 24 horas se observa si la ampolla se ha vuelto a llenar de líquido, algo que ocurre excepcionalmente y obligaría a repetir el proceso. En caso de que transcurridas 72 horas la ampolla no se haya decapsulado espontáneamente, deberá realizarlo el médico para minimizar el riesgo de irritación de los tejidos.
«Hemos podido comprobar en estos tres años que esta técnica no supone ningún riesgo en el deportista profesional, pues el entrenamiento continúa y la ampolla se decapsula espontáneamente con un tejido subyacente curtido por lo que la presencia de la violeta en la piel se anula en breve», señala el autor del estudio.
Para prevenir este tipo de lesiones este especialista explica que se debe reducir la fricción, un factor que hace que esta fricción aumente es la humedad. Por ello recomienda el uso de dos calcetines, uno fino de poliéster combinado con otro grueso de algodón, «el calcetín acrílico desplaza el sudor al de algodón y absorbe mínimamente el sudor durante el ejercicio, las fuerzas de fricción están también disminuidas de esta forma», indica.
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