Nuevas estrategias terapéuticas para la isquemia

El Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha presentado sus líneas de investigación para evitar el síndrome de isquemia-reperfusión.

Grupos de investigación en todo el mundo trabajan perfeccionando la estrategia de precondicionamiento isquémico desde que en 1986 se demostró su eficacia en transplantes coronarios. En este precondicionamiento, el órgano que va a ser intervenido pasa por una especie de entrenamiento antes de la cirugía, sometiéndolo a períodos cortos y sucesivos de interrupción del riego sanguíneo.

Esta técnica pretende evitar el síndrome de isquemia-reperfusión, que ocurre cuando en estas intervenciones en las que se interrumpe el riego sanguíneo, al restablecerlo con la reperfusión se desencadenan una serie de mecanismos moleculares que pueden comportar la muerte de las células del órgano. El síndrome de isquemia-reperfusión es la segunda causa más importante de fracaso de transplante de órgano después del rechazo inmunológico.

Recientemente, investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB), adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, han demostrado los beneficios del precondicionamiento para el hígado y para el intestino.

En el caso del hígado, un equipo liderado por los doctores Emili Gelpí, Carmen Peralta y Joan Rosselló-Catafau han demostrado que el precondicionamiento isquémico en trasplante hepático no sólo protege el hígado frente a la lesión por isquemia-reperfusión, sino también a otros órganos como el pulmón, el páncreas y el intestino. El motivo, según este equipo, es que este precondicionamiento inhibe la producción del factor de necrosis tumoral (TNF), una sustancia pro-inflamatoria que se produce en el momento de la reperfusión y que a través de la sangre se distribuye desde el hígado hasta otros órganos. Al disminuir la presencia de TNF en la sangre, se disminuye la lesión inflamatoria.

Además, los investigadores del IIBB han observado que durante la breve fase de interrupción del flujo en el precondicionamiento, se activa una enzima llamada AMPK (adenosina monofosfato-proteincínasa) que ralentiza el metabolismo energético del órgano y todos sus procesos celulares, protegiendo las células del órgano en el momento de la reperfusión.

Aplicaciones clínicas

El protocolo de precondicionamiento para transplante hepático fue aprobado a finales del año 2001 y ya se ha empezado a aplicar en las intervenciones del Hospital Clínico de Barcelona, aunque aún no se tiene un conocimiento completo sobre los mecanismos celulares implicados. Por ello, siguen llevándose a cabo estudios con el objetivo de identificar qué mecanismos protegen a la células y abrir nuevas vías farmacológicas.

Una de estas nuevas vías, estudiada por el IIBB es la aplicación del Aicar, un derivado del ribonucleósido, ya comercializado, que si se administra adecuadamente o añadido a las soluciones de preservación podría ser una nueva estrategia en los trasplantes hepáticos pues consigue activar la enzima AMPK, que protege las células.

Respecto a la isquemia cerebral, otro grupo de investigadores del IIBB-CSIC experimenta otra estrategia farmacológica con TGF-alfa, un factor de crecimiento que tiene acciones neurotróficas para células neuronales en cultivo.

Según experimentos recientes en cultivos celulares y en ratas, el suministro intracerebral de TGF-alfa después de la isquemia protege el cerebro frente al ictus reduciendo el volumen de infarto cerebral. «Pero el TGF-alfa no puede ser un buen candidato a estrategia farmacológica mientras no se demuestre que tiene efectos beneficiosos al aplicarlo de forma aguda por vía sistémica», matiza Anna Planas, investigadora de este equipo del IIBB. Y conseguirlo no es fácil pues «es suficientemente conocida la dificultad que hay para hacer llegar un fármaco al sistema nervioso central», añade Planas.

El objetivo de la investigación es, explica esta investigadora «entender los mecanismos moleculares y celulares que nos darían información de cómo proteger las neuronas». Por eso el equipo estudia también las vías de señalización intracelular activadas por TGF-alfa, así como también por diferentes fármacos. Por ejemplo, se está estudiando el efecto de la heparina no fraccionada sobre el cerebro y su capacidad neuroprotectora en el ictus isquémico. «Los médicos conocen por experiencia los beneficios de la heparina sobre les personas que han sufrido un ictus isquémico, y también se sabe que la heparina tiene propiedades antiinflamatorias, además de anticoagulantes», explica Anna Planas. «Pero en realidad no se conoce el mecanismo a través del cual la heparina parece proteger las células neuronales en la isquemia».

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