Oncólogos del Hospital del Mar presentan la identificación de un gen que puede cambiar el tratamiento de algunos tumores

La identificación pionera del gen ALK en tumores no pulmonares (urinarios y neuroendocrinos) plantea una nueva opción terapéutica. El Dr. Joaquim Bellmunt, referente mundial en cáncer genitourinario, presentará los últimos resultados de investigación en ASCO 2011.

Expertos del Hospital del Mar identifican, por primera vez, la alteración del gen ALK en tumores genitourinarios y neuroendocrinos. Estas alteraciones, aunque poco frecuentes en su conjunto, tienen gran relevancia pues, ya está bien descrita la alteración de ALK en un subgrupo de tumores pulmonares y existe una terapia específica para estos tumores.

Estos datos y otros, serán presentadas en el ASCO 2011, reconocido como el congreso de referencia de la especialidad, y pueden suponer un gran cambio en la orientación de estos tumores, pues se plantea una nueva opción terapéutica para su tratamiento y, en un plazo cercano. ASCO, en el ámbito del cáncer, supone el punto de referencia y de encuentro de todos los aspectos diagnósticos, terapéuticos y de investigación en cáncer que marcarán la tendencia y la línea a seguir por los expertos durante el siguiente año y determina aquellas cuestiones realmente relevantes para cambiar el rumbo de la enfermedad.

A día de hoy, es indiscutible la importancia de la presencia de alteraciones en el gen ALK (Anaplastic Lymphoma kinase) en el desarrollo de algunos tumores sólidos, como el cáncer de pulmón. Desde que se introdujo la búsqueda sistemática de alteraciones en ALK en los cánceres de pulmón, se ha podido hacer un nuevo abordaje terapéutico con fármacos inhibidores ALK y estas alteraciones, de hecho, actúan como un marcador de respuesta de este fármaco.

En los estudios realizados en el Hospital del Mar y en el IMIM, Instituto de Investigación del Hospital del Mar, se ha identificado, por primera vez, que estas alteraciones genéticas, no son específicas del cáncer de pulmón, sino que, también se encuentran en otros tumores, como los uroteliales o neuroendocrinos. «Con la introducción de la genómica, los avances en oncología, que se prevén durante el siglo XXI ya no tienen soluciones del tipo todo o nada», explica el Dr. Joaquim Bellmunt, jefe de Sección de Tumores Sólidos del Servicio de Oncología del Hospital del Mar, «sino soluciones que permitan descifrar aquellas piezas del puzzle que nos subagrupen a los pacientes de manera que se les puedan aplicar terapias muy específicas y dirigidas, sobre todo a aquellos subgrupos que marquen la diferencia dentro de un tumor», apunta Bellmunt.

En el caso concreto de este hallazgo, hay una clara ventaja, tal y como nos explica la Dra. Clara Montagut, firmante de la comunicación de ALK y es que «ya existen fármacos inhibidores de ALK en fases muy avanzadas y que dan resultados espectaculares en cáncer de pulmón. Es esperable pues que se puedan empezar a aplicar inhibidores de ALK pronto en otros tumores sin necesidad de pasar por todo el proceso previo de desarrollo de un fármaco».

Marcadores de mal pronóstico, efectos colaterales de tratamientos oncológicos y otras comunicaciones destacadas

Aparte de estas comunicaciones entorno del gen ALK, se presentarán otros resultados de investigación. El Dr. Bellmunt conjuntamente con otros expertos internacionales presentará un nuevo marcador, en este caso, de mal pronóstico para carcinomas uroteliales. Este marcador (1q23.3) es un área de la información genética donde hay más material genético de lo normal. Los pacientes que presentan un tumor de estas características y tienen esta alteración genética, presentan mucho peor pronóstico y reducen a menos de la mitad su supervivencia.

«Conocer el máximo de estas variaciones genéticas es fundamental para poder hacer un abordaje más personalizado de la enfermedad y permite, sobre todo, modular y adecuar los esfuerzos terapéuticos a la realidad de cada caso, tanto en el uso de diferentes fármacos y el óptimo direccionamiento de nuevas dianas moleculares en el ataque de la célula cancerosa, como en la valoración del riesgo-beneficio «, explica el Dr. Joaquim Bellmunt.

Todo el equipo del Servicio de Oncología del Hospital del Mar y del Programa de Investigación en cáncer del IMIM, focaliza sus esfuerzos en mejorar el tratamiento del cáncer, contribuir a la creación de nuevos medicamentos y definir estrategias terapéuticas. Además de utilizar todos los recursos terapéuticos existentes para diseñar las mejores combinaciones que optimicen estos tratamientos, teniendo siempre en cuenta los efectos secundarios y colaterales de los mismos, cómo neutralizarlos o minimizarlos.

En este sentido, otra de las líneas de la investigación en cáncer y una de las comunicaciones de este equipo en el congreso es la prevención de la pérdida de densidad ósea en las pacientes a las que se administran determinados tratamientos. Éste es el caso de un fármaco usado en el cáncer de mama, los inhibidores de la aromatasa, que favorece esta pérdida de densidad en mujeres que previamente no padecían osteoporosis. Prevenir los efectos de esta pérdida de densidad ósea es fundamental, pues esta «osteoporosis adquirida» pueden tener graves consecuencias como fracturas, aplastamientos vertebrales, etc. y por lo tanto hay que tenerlas muy en cuenta.

El estudio, que firma la Dra. Sonia Servitja, determina que aquellas pacientes que inician tratamiento con inhibidores de la aromatasa y que parten de niveles bajos de vitamina D y no los normalizan con suplementación extra de esta vitamina, presentan mayor pérdida de masa ósea que aquellas pacientes que alcanzan niveles óptimos (> 40ng/ml) de vitamina D.

«Administrar, pues, vitamina D en estas pacientes desde un inicio previene esta pérdida de densidad minimizando el riesgo de fractura y al mismo tiempo evita la necesidad de administrar tratamientos más costosos como los bifosfonatos, que quedarían reservados para aquellas pacientes que desde un inicio ya presentan osteoporosis», explica la Dra. Servitja.