El descubrimiento de los amortiguadores del hueso para determinar la mayor predisposición a sufrir una fractura ósea y los nuevos fármacos con dosis más espaciadas son algunos de los principales avances en la lucha contra la osteoporosis que se acaban de presentar en el X Congreso de la Sociedad Española de Investigaciones Óseas y Metabolismo Mineral (SEIOMM) y que marcarán un antes y un después a la hora de prevenir esta patología.
La falta de adherencia a los tratamientos contra la osteoporosis es uno de los principales handicaps a la hora de hacer frente a la mala densidad ósea, una patología que actualmente afecta a tres de cada cinco mujeres posmenopáusicas en España, según de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO). De hecho, en todo el mundo alrededor de la mitad de los pacientes con osteoporosis abandona el tratamiento, según un estudio publicado en la revista European Journal of Clinical Bone Research.
«La osteoporosis es una enfermedad crónica y, por tanto, el tratamiento debe continuarse de por vida», advierte el doctor Manuel Díaz Curiel, presidente del Congreso de la SEIOMM. El problema es, en palabras del especialista, «que como no da síntomas y tampoco se perciben los beneficios del tratamiento hasta que no se realiza una densitometría, se producen muchos abandonos».
Pero esta situación podría cambiar con los avances en fármacos con dosis más espaciadas y, por tanto, más cómodas, como han augurado los expertos reunidos en el reciente X Congreso de la SEIOMM. Una de estas bazas es el ácido ibandrónico cuya comodidad significará «un paso muy importante para ganar masa ósea, mejorar la calidad del hueso y reducir así el riesgo de fracturas», como ha destacado la doctora Nuria Guañabens, presidenta de la SEIOMM.
Descubiertos los amortiguadores del hueso
Por otro lado, el descubrimiento de unas microfibras en el hueso que actúan como amortiguadores y que contribuyen a determinar si se produce fractura o no es otro de los importantes avances presentados en el congreso. «Lo que hemos hallado es que existe un pegamento en el hueso que mantiene unidas las fibras colágenas», afirma uno de los autores del descubrimiento, publicado en la revista Nature Materials del mes de julio, el doctor Paul K. Hansma, de la Universidad de California.
Estas fibras «funcionan como unos amortiguadores que, en función de si están recubiertos de más o menos iones de calcio y sodio, pueden mantenerse más o menos rígidos, lo que determina la diferencia entre un hueso que se rompe ante un impacto o resise a él», detalla el doctor Carlos Gómez, secretario de la SEIOMM. Este hallazgo supone un paso adelante ya que hasta ahora «no sabíamos por qué con dos huesos aparentemente iguales, en uno se producía fractura y en otro no». De este modo, «se podrán determinar mucho mejor las posibilidades de fracturas y se podrán desarrollar fármacos que se dirijan a la mejora no sólo de la cantidad ósea sino también la calidad del hueso».
Densitometrías, fundamentales para comprobar la calidad del hueso
Y es que, la calidad del hueso es uno de los factores que determinan la resistencia de nuestro esqueleto de mayores y, por tanto, una mejor o peor calidad de vida. Porque, de hecho, «sólo un tercio de las mujeres mayores que sufren una fractura de cadera vuelven a tener la misma funcionalidad», explica el doctor Hansma. Por ello es necesario, a partir de ciertas edades, realizarse una densitometría ósea porque «es el método de diagnóstico más importante», añade el especialista.
Según el estudio, la densidad mineral ósea del ser humano alcanza su máximo nivel sobre los 30 años y después comienza a decrecer, acelerándose el proceso tras la menopausia, a causa de la pérdida de estrógenos. «Las propiedades del hueso decrecen con la edad; no sólo es menos hueso sino el que hay es menos fuerte y, en este sentido, estamos investigando para entender mejor las causas», concluye el doctor Hansma.
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