Para dos de cada tres mayores de 65 años el dolor que sufren se va a convertir en crónico

La Atención Primaria absorbe la mayoría de consultas de pacientes ancianos con dolor. En el 67 por ciento de los casos este dolor se convierte en crónico y el impacto en la calidad de vida de este grupo poblacional es muy grande ya que les provoca importantes limitaciones en la movilidad e incluso, dificultades para dormir.

Los datos del estudio Abordaje del Dolor en el Anciano (ADA) , realizado por la Sociedad Española de Medicina Rural y Generalista (SEMERGEN) y la Sociedad Española del Dolor (SED) y patrocinado por Bristol-Myers Squibb revelan la situación en la que se encuentran las personas mayores de 65 años que sufren dolor de forma crónica.

De este modo, el dolor se convierte para el 86 por ciento de los ancianos en el principal motivo de consulta en Atención Primaria. Pero el problema va más allá, puesto que para el 67 por ciento de estos pacientes mayores de 65 años esta dolencia se ha cronificado con el consecuente impacto en su calidad de vida. Según el estudio ADA, en el que participaron 1.120 pacientes y 213 médicos de AP, el 32 por ciento de las personas estudiadas declaraba que había perdido movilidad y casi la mitad se despertaba por la noche por culpa del dolor.

Asimismo, el dolor también es motivo de visita a urgencias en el 12 por ciento de los ancianos españoles afectados por esta dolencia. El 60 por ciento de los participantes en el estudio lleva más de un año padeciendo dolor y un porcentaje significativo sufre ansiedad (27 por ciento) y depresión (15 por ciento), lo que influye negativamente sobre la intensidad del dolor.

Con todos estos datos se ha establecido el perfil del paciente anciano con dolor que corresponde al de una ama de casa de unos 74 años que sufre dolor intenso (7 puntos en la Escala Visual Analógica).

El diagnóstico del dolor en la Atención Primaria

El hecho de que ocho de cada diez pacientes con dolor sea diagnosticado en AP demuestra la importancia que tiene el médico de familia en el abordaje del dolor en el anciano.

Para realizar este diagnóstico, el procedimiento médico más común es la exploración física y el análisis de la historia clínica. Las nuevas técnicas de diagnóstico por imagen, como el TAC o la resonancia magnética, se utilizan con menos frecuencia.

Respecto al origen del dolor en los pacientes ancianos, la principal causa son las enfermedades degenerativas, en el 72 por ciento de los casos. Entre ellas, destacan la artrosis de cadera y rodilla. A continuación están las enfermedades inflamatorias, que son el motivo del 20 por ciento de las consultas.

Pacientes polimedicados

El 84 por ciento de los pacientes ancianos con dolor presentan otras patologías asociadas al envejecimiento como la obesidad, la falta de movilidad y la osteoporosis por lo que cuando se recetan fármacos para control del dolor se han de tener en cuenta estos factores. Así pues, la hipertensión afecta al 53 por ciento de estos pacientes, la hiperlipidemia al 29 por ciento, el 27 por ciento presenta obesidad y diabetes el 19 por ciento.

En este sentido, el doctor Pedro Gil Gregorio, del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y miembro del comité científico del ADA, advierte que «cuando empleamos fármacos como el paracetamol para el control del dolor, el beneficio es mucho mayor que el riesgo, pero en el caso de los antiinflamatorios no esteroideos, este balance no está tan claro y sus efectos secundarios deben ser valorados cuidadosamente».

El paracetamol, con un espectro más seguro, «puede evitar los efectos secundarios de tipo gastroerosivo, la interacción con otros medicamentos y, además, la elevación de las cifras de tensión arterial» en comparación con muchos AINEs, recuerda el doctor Zarco. Y es que tal y como muestra el ADA, el 38 por ciento de los ancianos tiene o ha tenido problemas digestivos y, de ellos, el 67 por ciento se relaciona con el consumo de AINEs.

Otro dato significativo del estudio ADA es que la media de fármacos que toma un paciente para el tratamiento del dolor, así como de las otras patologías asociadas es de 3,7 medicamentos. Y además, el 78 por ciento de los mayores de 65 años complementan esta terapia con tratamientos no farmacológicos como la rehabilitación, el reposo, el ejercicio físico y la dieta.