Perimenopausia: ¿Qué nos sucede a partir de los 40 años?

La perimenopausia coincide con alteraciones relacionadas con el nivel de estrógenos, causantes de la redistribución de la grasa corporal y que provoca un aumento del riesgo de síndrome metabólico y de eventos cardiovasculares. Por ello, es un buen momento para realizar un programa personal de salud de la mujer.

Más de cuatro millones y medio de mujeres en España tiene más de 40 años, lo que equivale a que el 12% de la población femenina de nuestro país se encuentra a una etapa en la que comienza a disminuir la función ovárica y a aparecer los primeros síntomas de la menopausia. Las diversas manifestaciones endocrinas, biológicas y clínicas asociadas a esta época de transición hacen necesarias unas pautas de cuidado específicas, tanto a nivel de calidad de vida como en lo que respecta al tratamiento hormonal, según han puesto de manifiesto los expertos reunidos en el XII Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), que se celebra en Alicante hasta el próximo 8 de junio.

La duración de la perimenopausia varía entre los dos y cinco años y coincide con alteraciones relacionadas con el nivel de estrógenos causante de la redistribución de la grasa corporal debido al descenso de la actividad física durante esta fase, lo que produce, en consecuencia, un aumento del riesgo de síndrome metabólico y de eventos cardiovasculares. Por esta razón, el doctor Rafael Sánchez Borrego, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), subraya que “es fundamental seguir los principios de un estilo de vida saludable centrándose en la práctica de ejercicio físico, acompañado de una dieta adecuada, la supresión o restricción de hábitos tóxicos y otras medidas de autocuidado”. Según explica el doctor, “los cambios en el estilo de vida durante esta etapa pueden tener un potencial impacto sobre la morbilidad y, eventualmente, sobre la mortalidad”. Así, incrementar la actividad física a 30 minutos diarios, dejar de fumar y seguir una dieta cardiosaludable incorporando suplementos dietéticos de calcio y vitamina D son los principales factores que ayudarían a modificar el riesgo de patologías.

Con los primeros desequilibrios ováricos surgen también algunos síntomas que son habituales al final de la transición menopáusica y en la posmenopausia temprana. Los sofocos constituyen el principal síntoma en esta fase y suelen estar asociados con trastornos del sueño, episodios depresivos y cambios en el estado de ánimo. En estos casos, “la mayoría de las mujeres posmenopáusicas, con la excepción de las mujeres con cáncer de mama o enfermedad cardiovascular conocida, que tienen síntomas de atrofia vaginal y/o la inestabilidad vasomotora, son buenas candidatas para la terapia de estrógenos”, explica el doctor Francisco Quereda, presidente del XII Congreso Nacional de la AEEM.

Los expertos también advierten de los riesgos de la gestación durante la perimenopausia. Y es que en los últimos años, la edad de la maternidad se ha retrasado hasta superar en algunas ocasiones los 40 años. “La aplicación de técnicas de reproducción asistida se ha popularizado en los últimos años en esta franja de edad, pero hay que tener en cuenta las complicaciones que pueden surgir durante el embarazo como la diabetes gestacional, la hipertensión, el crecimiento intrauterino restringido y la prematuridad, que siguen dependiendo de la edad de la madre. Como consecuencia, tanto el número de partos operatorios o instrumentales como la morbi-mortalidad perinatal y materna aumentan durante la perimenopausia”, comenta el doctor Quereda.

Anticoncepción en la perimenopausia

Al hablar de anticoncepción, la edad también es un factor determinante. Mientras que los métodos anticonceptivos no hormonales disponibles para las mujeres en transición menopáusica son los mismos que para otras edades, en el caso de la anticoncepción hormonal combinada la edad por sí misma se asocia a un mayor riesgo de tromboembolismo venoso a partir de los 39 años. Estudios epidemiológicos han reportado un incremento en el infarto de miocardio y en la mortalidad cardiovascular en usuarias de la píldora combinada que tienen más de 35 años y que además fuman. Así, en palabras del doctor Quereda, “la relación entre el tabaquismo, uso de anticonceptivos orales y la enfermedad cardiovascular es considerada un importante factor de riesgo durante esta etapa de la vida. Sin embargo, para una mujer sana no fumadora, la prescripción de anticonceptivos hormonales no supone ningún problema si no hay contraindicación”.

Más información para afrontar una nueva etapa

Precisamente por el aluvión de dudas que genera la entrada de la mujer en esta etapa de la vida y debido a la diversidad de síntomas que puede experimentar, los expertos de la AEEM consideran fundamental que las sociedades científicas establezcan guías prácticas dirigidas a profesionales para homogeneizar el manejo terapéutico de las mujeres durante el climaterio. Precisamente, en este sentido, la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia ha creado por primera vez manuales prácticos denominados menoguías sobre algunas de las patologías asociadas a la menopausia como la osteoporosis y en las que se incluye, además, un capítulo enfocado a las mujeres, para que los expertos conozcan qué información deben dar a sus pacientes.

Tal como explica la doctora Montserrat Manubens, secretaria de la Junta Directiva de la AEEM, “consideramos apropiado elaborar nuestras propias recomendaciones basadas en el sistema GRADE (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation) para crear guías de práctica clínica (GPC) y clasificar la calidad de la evidencia y la fuerza de las recomendaciones”. En estos momentos, la Asociación tiene disponibles cuatro MenoGuías que abordan situaciones tan comunes en esta edad como son la perimenopausia, el cáncer de mama, la osteoporosis y el uso de la tibolona en la mujer posmenopáusica. La doctora Manubens incide en que “las MenoGuías de la AEEM ofrecen material informativo para dar respuesta, en un lenguaje sencillo, a las cuestiones básicas que se plantea la población en general y, en concreto, la mujer”. En ningún caso, insiste, esta información pretende ser un sustituto del consejo médico, diagnóstico o tratamiento, “por lo que es fundamental recibir consejo médico en el momento en el que comience a haber desequilibrios hormonales”.