Estamos comiendo antibióticos indirectamente a través de la carne, sobre todo de ave, advierten los doctores Drobnic y Grau del Hospital del Mar de Barcelona. Muchos fabricantes de piensos para animales añaden antibióticos para proteger a los animales, sin pensar en las graves repercusiones sanitarias que ello provoca en humanos.
Sin embargo, cambiar esta práctica sin el apoyo de una regulación de las administraciones, parece difícil. «Ya lo vimos en el pasado caso de las vacas locas», lamenta el doctor Santiago Grau, «es difícil acabar con una mala práctica cuando hay intereses económicos de por medio».
Ello provoca que crezcan las resistencias de las bacterias a los antibióticos, un creciente problema debido al uso sin freno que se ha hecho de estos medicamentos, en la que también tienen un importante papel la automedicación.
«La administración indiscriminada de antimicrobianos, tanto en humanos como en animales, está dando lugar a importantes modificaciones en los patrones de sensibilidad de microorganismos», denuncia el doctor Grau, farmacéutico clínico del hospital barcelonés, lo que provoca que los antibióticos con los que se combaten las infecciones sean cada vez menos efectivos y los nuevos tratamientos que aparecen, más caros.
Otro error es que los farmacéuticos dispensen estos fármacos sin receta. Por lo que los ciudadanos tampoco deben forzarles a hacerlo. «Ni siquiera aunque el paciente presente síntomas agudos y claros de infección», afirma el doctor Grau, que recuerda que los antibióticos deben ser dispensados siempre con receta. Según estos dos especialistas, la mayoría de las recetas que hacen de antibióticos los médicos de cabecera también deberían evitarse, sobre todo para tratar infecciones leves. Por ejemplo, ante una gripe sin complicaciones, sería suficiente beber mucha agua, el reposo en cama y analgésicos, explica Grau.
Estas sencillas medidas pueden evitar las «muertes, hospitalizaciones, tratamientos más largos y caros e infecciones más recurrentes» que, según el doctor Grau, hoy provoca los altos niveles de resistencia que, por ejemplo, en el caso del neumococo, llega en España al 50 por ciento.
Antimicrobianos y guerra biológica
Los antibióticos han saltado a la actualidad al ser el tratamiento indicado contra el carbunco (ántrax) utilizado en los recientes atentados con armas biológicas, por lo que el problema de las resistencias ha adquirido una mayor importancia.
«Hoy, para afrontar el problema de las resistencias, se está investigando para conseguir nuevos antibióticos». Pero, ¿puede llegar el momento en que tengamos una bacteria que pueda ser resistentes a todos? Como explica Drobnic, «ahora podemos tratar el carbunco o ántrax con muchos antibióticos, pero en algún momento podría aparecer una bacteria resistente a todos, si es que no existe ya y está guardada». Según este especialista, afortunadamente «hoy la investigación va por delante de los peligros, pero ¿y si algún día eso cambia? Estaríamos ante un problema muy serio».
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