¿Por qué se orinan los niños en la cama?

La enuresis nocturna – pérdida de orina durante el sueño sin despertar tras la micción- es un problema que afecta a más del 5% de los niños entre 5 y 14 años y sus consecuencias las sufren tanto los niños como sus padres. Para considerar que un niño sufre de enuresis tienen que registrarse dos o más episodios en un mes.

El primer libro sobre este tema escrito por un médico ¿Por qué se orinan los niños en la cama? , da respuesta, desde la visión de un médico experto, el Dr. Juan Carlos Ruíz de la Roja, urólogo y director del Instituto Urológico Madrileño, a las cuestiones que más preocupan a los padres, desde cuál es el momento adecuado para retirar el pañal, hasta las medidas a adoptar en caso de enuresis más allá de la edad normal, con aportaciones históricas, testimonios de niños y adultos que sufren enuresis, y datos estadísticos, todo ello en un tono cercano, divulgativo y al alcance de todos.

Imposibilidad de asistir a campamentos, colonias o a casa de amigos a dormir para que no se descubra su problema, inseguridad y malestar, falta de motivación escolar y bajo rendimiento, pérdida de autoestima, interrupción del sueño, no participación en actividades propias de su edad, aislamiento, etc., son algunas de las consecuencias para el niño. Negación en público, carga de trabajo, o gasto económico: se estima que el lavado, secado y recambio de ropa, cambio frecuente de colchón supone al año un gasto de 1.200 € para los padres, son parte de las consecuencias para los padres.

Lo que normalmente no se sabe es que, en un 85% de las ocasiones, es un problema hereditario. Parte del problema se encuentra en un gen del cromosoma 13, donde va codificada la información que determinará que un niño, en el futuro, sufra enuresis, pero aún se están estudiando otros genes y cromosomas que podrían estar involucrados.

Por eso es determinante la consulta al pediatra que, en primera instancia, descartará otras patologías: diabetes, malformación del aparato urinario, infección de orina, o amígdalas o adenoides de gran tamaño podrían causar episodios de enuresis por lo que es muy importante descartar que se trate de éstas u otras patologías. El abuso de calcio o sal en la dieta también puede traducirse en una mayor producción de orina. El pediatra, tras las pruebas oportunas, determinará el tratamiento a seguir.

En el 90% de los casos existe una causa fisiológica que puede ser un retraso en el desarrollo de la vejiga, un retardo en la maduración, o una producción de orina superior a la normal por la noche. En los restantes casos puede deberse a un acontecimiento inusual en la vida del niño (nacimiento de un hermano, cambios en la estructura familiar, u otros).

El 70% de la orina se produce durante el día y el 30% restante a lo largo de la noche para evitar tener que levantarse constantemente durante el sueño. La hormona ADH (hormona anti diurética) se sintetiza en el cerebro y tiene como misión reducir la cantidad de orina que fabrican los riñones, al retener parte del agua que se elimina con la orina. El nivel de hormona ADH es constante a lo largo del día y aumenta por la noche para reducir esa producción de orina durante el sueño; en el caso de los enuréticos la liberación de esta hormona no aumenta por la noche, con lo que la producción de orina es igual durante el día y la noche, la vejiga se llena y se produce la pérdida de orina o vaciado de manera incontrolable durante el sueño.

Aunque la prevalencia de la enuresis disminuye con la edad, la frecuencia y severidad de los episodios enuréticos aumenta y el problema, en la edad adulta, es mucho más impactante para quien la sufre, que cuando se es niño. Los niños en edad escolar ven su sueño interrumpido pues es frecuente que los padres los levanten entre 2 y 3 veces en la noche para evitar que se orinen, tienen problema de socialización y vergüenza, pero en el caso de los adultos su padecimiento influye decisivamente en su vida laboral, de pareja y familiar.

Para el Dr. Ruíz de la Roja, “es decisivo el diagnóstico precoz en enuresis pues, en ciertos casos, el problema puede solucionarse con unas simples medidas educacionales, mientras que en otros puede ser necesario el tratamiento farmacológico que en un par de meses pueden empezar a ofrecer resultados, pero sólo el médico podrá determinarlo”.