En España existen dos millones de personas diabéticas, de las cuales, el 90-95 por ciento padece la llamada diabetes tipo 2. Según datos aportados por un estudio, el 88,8 por ciento de los españoles diabéticos tipo 2 no tiene controlada su hiperglucemia posprandial, es decir, tienen un nivel elevado de glucosa en sangre después de las comidas, factor que incrementa notablemente el riesgo de fallecer por enfermedad cardiovascular.
Conocida en un principio como diabetes del adulto, en la diabetes tipo 2 la insulina se sintetiza correctamente, pero el cuerpo es incapaz de utilizarla eficazmente. Los mecanismos por los cuales se origina esta resistencia a la insulina son muy variados, pero en su mayoría se deben a una combinación de factores genéticos asociados con factores de estilo de vida como obesidad y hábitos dietéticos inapropiados.
La hiperglucemia posprandial, producida por el aporte masivo de glucosa a la sangre como consecuencia de la digestión y absorción de los alimentos, es con frecuencia la primera y única manifestación de la diabetes tipo 2. Padecerla supone un importante factor de riesgo cardiovascular, y hay que tenerla muy controlada pues, según cifras aportadas por la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), la enfermedad cardiovascular supone cerca del 70 por ciento de todas las causas de mortalidad en pacientes diabéticos tipo 2.
El estudio Tran-STAR, presentado durante el Congreso de la SEA y que ha estudiado los casos de 742 pacientes, ha demostrado que el 88,8 por ciento de los españoles diabéticos de tipo 2 no tiene controlada su hiperglucemia posprandial, con los riesgos que ello supone. «La radiografía de la diabetes tipo 2 en España que hemos conseguido con el estudio nos ha puesto de manifiesto que la gran mayoría de diabéticos tipo 2 diagnosticados en nuestro país están mal controlados», asegura el doctor Josep Mendola, coordinador del Estudio Tran-STAR.
En este sentido, «la importancia de la detección precoz de la hiperglucemia posprandial es obvia, ya que permite conocer de forma temprana un trastorno del metabolismo de la glucosa e iniciar una serie de medidas dietéticas y farmacológicas, si es necesario, para su corrección, disminuyéndose la probabilidad de que aparezcan complicaciones crónicas causadas por hiperglucemia mantenida», afirma el doctor Mendola. No obstante, en torno al 20 por ciento de pacientes ya tiene complicaciones en el momento del diagnóstico, lo que quiere decir que ha estado muchos años con la enfermedad sin haber sido tratado.
A la hora de comprobar si un paciente tiene bien controlada su diabetes los expertos evalúan tres factores. El primero es la glucemia basal o nivel de glucosa en la sangre en ayunas, el segundo la glucemia posprandial o nivel de glucosa en la sangre después de las comidas y el tercero la hemoglobina glicosilada, que da una idea de cómo ha sido el control de la glucemia durante los últimos dos o tres meses. Al igual que ocurre con la glucemia posprandial, el estudio ha demostrado que el 52,2 por ciento de pacientes tenía alteraciones en el nivel de hemoglobina glicosada y un 81,2 por ciento tenía elevada la glucemia basal.
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