Protege tus ojos del glaucoma

19Feb. 04

El glaucoma es una de las enfermedades de la vista más habituales y constituye la tercera causa de ceguera en el mundo.

Habitualmente consiste en un aumento de la presión en el interior del ojo que da lugar a lesiones en el nervio óptico, que es el encargado de transmitir la información visual al cerebro. Esta presión conlleva una reducción del campo visual y si se mantiene puede llegar a provocar una pérdida de visión irreversible e incluso la ceguera. No obstante, no siempre la presión dentro del ojo es un síntoma inequívoco de glaucoma ni la sufren todas las personas que padecen la enfermedad.

En algunos tipos de glaucoma el enfermo sufre síntomas como dolor de los ojos, enrojecimiento, visión de halos alrededor de las luces, etc. Sin embargo, en otras variantes de la enfermedad los síntomas no son perceptibles hasta que ya existe un daño irreparable en el nervio óptico. En estos casos, debido a que el enfermo pierde visión muy lentamente, muchas veces cuando acude al médico ya es demasiado tarde porque no puede recuperar la visión que ha perdido. Por ello, es importante que las personas con un mayor riesgo de padecer glaucoma estén especialmente atentos y se sometan a revisiones periódicas en el oftalmólogo:

– Mayores de 40 años: El glaucoma es más frecuente a partir de los 40 años y aún más después de los 60, por lo que los expertos recomiendan a partir de esa edad revisarse la vista como mínimo una vez al año.

– Problemas de circulación: Algunos estudios recientes han revelado que la llegada de una cantidad insuficiente de sangre a los ojos puede ser un factor desencadenante del glaucoma. Por ello las personas con diabetes, tensión sanguínea elevada o muy baja u otros trastornos circulatorios tienen una mayor probabilidad de padecer la enfermedad.

-Antecedentes familiares: La existencia de casos previos de glaucoma en la familia debe aumentar el nivel de alerta ante cualquier indicio de la enfermedad.

-Otros factores de riesgo: Las personas que tienen una miopía elevada o sufren enfermedades del corazón son más proclives a desarrollar glaucoma.

Tratamientos médicos

Los medicamentos que existen para tratar el glaucoma no permiten recuperar los daños en el nervio óptico, pero sí pueden detener su evolución y la pérdida de visión. Dependiendo de la causa de la aparición de la enfermedad, se recetarán al paciente fármacos que se encarguen de evitar la acumulación de líquido dentro del ojo, de mejorar el flujo sanguíneo en los ojos o que actúe sobre la presión ocular y la circulación al mismo tiempo. La cirugía y el láser sólo se aplican cuando el tratamiento farmacológico no ha dado resultados o se trata de un tipo específico de glaucoma para el que sea más conveniente recurrir a estas técnicas.