31May. 12
Los padres cada vez están más concienciados de que deben proteger la piel de sus hijos con crema solar. Pero, ¿y los ojos? La gran mayoría ignora que los rayos ultravioleta son igual de perjudiciales. Los ojos de los niños, al no estar desarrollados completamente, son mucho más vulnerables que los de los adultos frente a los efectos nocivos del sol. A pesar de ello, hasta el 98% de los niños nunca llevan gafas de sol. Desde el Col•legi Oficial d’Òptics Optometristes de Catalunya (COOOC) insisten en una buena protección ocular desde la infancia para prevenir futuras enfermedades oculares, como por ejemplo las cataratas.
Los ojos son 20 veces más sensibles que la piel a los efectos dañinos del sol y deben protegerse todo el año, especialmente en verano, cuando el nivel de rayos ultravioleta es 3 veces más alto que en invierno. Protegerlos de un modo eficaz es muy importante en los adultos, pero fundamental en los niños. No sólo porque pasan mucho más tiempo al aire libre, jugando, nadando, corriendo por la playa o la piscina y, por tanto, más expuestos a los rayos UV, sino porque al no estar completamente desarrollados, sus ojos son mucho más vulnerables a la radiación.
Según Alfons Bielsa, presidente del Col•legi Oficial d’Òptics Optometristes de Catalunya, “cuanto más pequeños son los niños, más vulnerables son sus ojos a la luz y los rayos UV. Básicamente por tres razones. La primera es que su pupila es más grande que la de los adultos y deja entrar mayor cantidad de luz. La segunda es que su cristalino, que actúa como filtro, no está completamente desarrollado. Y la tercera es que sus tejidos oculares tienen menos pigmentación, la cual actúa como pantalla protectora ante la radiación UV, como el bronceado, estando menos protegidos”.
Antes del primer año de vida, el cristalino de los bebés deja pasar hasta el 90% de la radiación UVA y el 50% de la UVB, llegando directamente a la retina, la parte más delicada del ojo. Entre los 12 y 13 años, estos porcentajes son del 60% para los UVA y del 25% para los UVB. Es a partir de los 25 años cuando el cristalino ya funciona a pleno rendimiento y se reduce la cantidad de rayos ultravioleta que llegan a la retina.
Además, la exposición a los rayos UV tiene un efecto acumulativo en los ojos. “El 80% de la radiación UV que se acumula en la vista de los niños se produce antes de los 18 años, y una parte importante de las enfermedades oculares graves, principalmente las relacionadas con la edad, como las cataratas o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) son, al menos parcialmente, resultado de este efecto acumulativo de la exposición a los rayos UV durante toda la vida, empezando desde la infancia”, explica Fabio Delgado, miembro de la Junta Directiva del COOOC.
Los efectos nocivos de los rayos UV sobre los ojos de los más pequeños pueden provocar conjuntivitis o queratitis –una inflamación de la córnea-, que se manifiestan en forma de picor, irritación, sensación de arenilla en el interior de los ojos… pero también pueden causar patologías oculares más graves, como alteraciones agudas de la córnea, lesiones degenerativas y quemaduras agudas en la retina, e incluso cataratas, que es la primera causa de ceguera reversible, y degeneración macular asociada a la edad.
Las gafas de sol no son un juguete
“Debemos dejar de pensar que las gafas de sol son sólo para adultos. Tenemos que cambiar el chip y concienciarnos de que los efectos nocivos del sol, igual que afectan a la piel, también pueden afectar a los ojos de nuestros hijos”, explica Alfons Bielsa.
“Las gafas de sol son un artículo de salud, no sólo de moda”. Es lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de comprar unas gafas de sol para niños. Según Fabio Delgado, “tenemos que descartar totalmente, pero de raíz, la idea de comprar las típicas gafas de sol de juguete. A veces los padres recurren al top manta o los mercadillos, porque piensan que total, les van a durar dos días y son más baratas. Es un error. Pueden causar problemas y ser una opción peor que ir sin protección”.
Las gafas de sol de juguete que podamos adquirir en el top manta o mercadillos dilatan todavía más la pupila, que en los niños ya es de por sí más grande, dejando entrar más cantidad de rayos UV hacia el interior del ojo. Con ello, “el daño es mayor”.
Además, la protección de los ojos frente al sol no debe limitarse a los días soleados, ya que la radiación UV también está presente en los días nublados. Aunque haya nubes y no veamos los rayos del sol, la radiación ultravioleta sigue estando ahí, es la misma. Como máximo las nubes pueden reducirla en un 10%, pero no mucho más. Por ello es fundamental que lleven las gafas de sol e incluso un sombrero o gorra con visera.
Gafas de sol homologadas para todos
Las gafas de sol, tanto para los niños como para los adultos, deben estar homologadas y llevar la marca de la CE (Comunidad Europea) como estándar mínimo de calidad, la referencia de que cumplen la normativa actual y el número de categoría de filtro.
Los establecimientos de óptica garantizan al 100% que las gafas de sol cumplen estrictamente con estos requisitos. Pero según la consultora GFK, en el año 2011 sólo se adquirieron 4.050.000 unidades de gafas de sol en las ópticas en España.
Esto, según FEDAO (Libro Blanco de la Visión en España), representa sólo un 17% de las 28.500.000 unidades que cada año se venden en nuestro país. Por el contrario, el 39% se adquieren en el top manta y mercadillos, sin haber pasado ningún tipo de control ni sanitario ni óptico y que pueden perjudicar la visión.
La etiqueta de las gafas de sol también debe especificar el número de categoría de filtro, que va del 0 al 4 en función de su capacidad de absorción de la luz. “Las gafas de sol no protegen por el mero hecho de ser oscuras. La clave a la hora de escoger está en la categoría del filtro solar”, según Alfons Bielsa.
La normativa de la CE establece cinco categorías de filtros o niveles de protección, que van del 0 al 4. “Para las situaciones de sol normal, incluida la conducción de día, el número 3 es el que más se utiliza, mientras que el 4 es para usos extremos, como la montaña o deportes acuáticos”.
El criterio más importante para acertar a la hora de escoger unas gafas de sol es explicar al óptico optometrista en qué actividades las utilizaremos, qué uso real les vamos a dar. No es lo mismo ir a la playa que hacer senderismo por la montaña o ir a esquiar a la nieve.
La elección final “dependerá de diferentes factores, como la altitud y latitud, ya que a mayor altura respecto al nivel del mar y cuanto más cerca del ecuador, más intensa es la radiación del sol”. Pero también hay otros factores a tener en cuenta, como:
-Hora del día. Entre las 12 y las 14 horas la intensidad de la radiación es máxima.
-Estación del año. En verano el nivel de radiación es el triple que en invierno.
-Nubosidad. Las nubes no protegen y dejan pasar el 90% de la radiación UV
-Entorno. La nieve refleja el 90% de la radiación, la montaña el 80% y el agua el 20%.
-Color de los ojos. Las personas con ojos claros tienen menos protección natural.
-Edad. Los niños y los ancianos tienen menor protección que el resto.
A no todos los niños les gusta llevar gafas de sol, sobre todo las primeras veces, básicamente por un tema de comodidad, porque resbalan, aprietan, caen,…etc. Según Fabio Delgado, “es importante explicarles para qué sirven y las consecuencias de no utilizarlas, además de dejarles escoger el estilo que más les guste, que les proteja y que sea de su talla y sus medidas faciales. Además, es más fácil que los niños quieran llevar gafas de sol si los padres también las utilizan”.
A la hora de escoger, debemos tener en cuenta los consejos que nos puede dar nuestro óptico optometrista acerca de monturas, materiales y sujeción. Las monturas de plástico suelen ser la mejor opción en lo referente a durabilidad, resistencia, comodidad, ligereza y coste. Pero siempre tenemos que probar las gafas de sol al niño para comprobar que se ajustan bien sin apretar para que no caigan cuando el niño salte, corra o juegue.
Con la máxima protección, las gafas de sol deben proporcionar una visión confortable. En algunos casos, “puede existir un pequeño error refractivo, como un poco de miopía o astigmatismo, que no se ha detectado pero que se hace más evidente con las gafas de sol. Las lentes oscuras dilatan la pupila y puede ser que veamos peor si hay este pequeño defecto refractivo (media dioptría, por ejemplo). Antes de comprar unas gafas de sol es bueno revisar la vista para una mayor calidad y confort visual. Esta diferencia también se nota al leer en la playa o en casa, porque la luz ayuda a ver mejor”.
¿Qué color de lentes es el mejor?
Ante todo, es importante que las lentes sean de cristal u orgánicas y nunca de plástico. Igual que sucede en el caso de la categoría de filtro de protección, el color de las lentes debe escogerse en función de las necesidades y las actividades de cada uno.
-Verde. Casi no altera los colores.
Reduce la luz visible sin interferir en la claridad de la visión.
Indicado para deportes náuticos e hipermétropes.
-Gris. Transmite uniformemente la luz a través del espectro y respeta mejor los colores naturales.
Es una buena elección para la conducción.
-Marrón. Filtra las radiaciones azules y aumenta el contraste y la profundidad de campo.
Indicado para deportes al aire libre y personas miopes
-Amarillo. No recomendable para conducir en días soleados porque puede provocar errores en la percepción de las luces de los semáforos.
Mejora el contraste en días nubosos, con bruma o con niebla.
-Rojo. El más adecuado en condiciones de baja luminosidad, como la conducción nocturna o con niebla, ya que aumenta los niveles de contraste.
No es apto para el uso solar.
Diez consejos para unas gafas de sol ‘DIEZ’ en protección
En definitiva, según Visión y Vida éstos son los consejos para conseguir la mejor protección:
1.- Adquirirlas sólo en ópticas y canales autorizados.
2.- Exigir la marca CE como garantía de estándar mínimo de calidad.
3.- Ver bien especificado el número de categoría de filtro.
4.- Comprobar que las lentes tengan filtros que protejan de la radiación UV.
5.- Preferir las lentes de alta calidad, que protegen y duran más tiempo intactas.
6.- Las mejores gafas de sol son las que ofrecen la mayor protección lateral posible.
7.- En caso de miopía, hipermetropía o astigmatismo, atención a la compensación óptica de las lentes a la hora de adquirir gafas de sol graduadas.
8.- Son aconsejables lentes marrones o grises (los que menos modifican los tonos).
9.- Las gafas de sol no protegen ante la observación directa de eclipses solares.
10.- Utilizar estuches resistentes a golpes y caídas.
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