¿Puede curarse la obesidad? (II)

Segunda parte del reportaje sobre la conferencia que el biólogo especialista en obesidad Marià Alemany realizó para explicar los desajustes metabólicos que dan origen a esta enfermedad.

El proceso mediante el cual engordamos fue una de los temas centrales de la charla. El biólogo Marià Alemany aprovechó para deshacer la ecuación de que si comemos, engordamos; y si no comemos o comemos menos, quemamos grasas de reserva y adelgazamos». El proceso es «más complicado», afirma este especialista.

Para explicar este difícil concepto utilizó la siguiente comparación: «el peso corporal es un factor fundamental de supervivencia de los animales. Los ñus del desierto gordos, ante un ataque de tigres, son los primeros que perecerán. Pero los ñus delgados sin reservas de grasa que corren delante de las hienas, también acabarán pereciendo agotados».

Según este biólogo barcelonés, «los humanos, como los ñus, somos el resultado de una evolución de miles de años muy precisa, hasta darnos el índice de masa corporal y las reservas de grasa necesarias para sobrevivir. Es decir, la regulación de la masa de reservas acumuladas es independiente de si comemos mucho o poco». Y la obesidad es un desajuste de estos mecanismos de regulación».

La edad es uno de los principales factores para que nuestro celebro regule la masa de reserva de grasa que nos corresponde, una regulación que también resulta de una evolución de millones de años. Y como ejemplo, el doctor Alemany explicó que, en su opinión, la temida barriga de los hombres maduros y la creciente celulitis de las mujeres en sus caderas «no son sino caracteres sexuales secundarios».

Y volvió a buscar un ejemplo en la zoología: «la barriga del hombre en su madurez es la misma barriga que en los gorilas adultos muestra que su capacidad reproductiva funciona a pleno rendimiento. Los gorilas muestran así que son los más fértiles y por ello son los líderes de la manada» a lo que añadió con una sonrisa «desafortunadamente, al revés de lo que pasa con los hombres, lo que demuestra que a veces la evolución no siempre toma el camino más razonable».

La conclusión es que muchos de los defectos contra los que a veces luchamos, en opinión de Alemany, no son más que caracteres sexuales secundarios y nos dan el peso corporal preciso según nuestra edad». El problema, se lamentó, es que ahora «todo el mundo quiere tener el peso corporal que nos corresponde con diecisiete años y eso no es posible», se lamenta este especialista.

La obesidad, un desajuste en la regulación de las reservas de grasa

El proceso mediante el cual nuestro cerebro decide qué nivel de reserva de grasas debe mantener es complejo y empieza con nuestra gestación. Para apoyar esta tesis, Alemany se remonta a un estudio que tiene origen durante la Segunda Guerra Mundial. Tras el desembarco de Normandía, en Holanda hubo un estado de sitio impuesto por los alemanes que retrocedían posiciones que sumió a la población local en el hambre. Un estudio posterior, comprobó que los hijos que se gestaron durante los dos años de hambruna paralelos a la ocupación alemana estaban más afectados por la obesidad que el resto. Y esto ocurre porque, según Alemany, «en la gestación el feto se adapta al nivel de alimento que va a encontrarse fuera y establece los niveles de reserva de grasa que va a necesitar».

La sensación de hambre también es un proceso complejo, dividiéndola este especialista en varios tipos. «Hay un hambre selectiva que nos dicta si nuestro cuerpo quiere un bistec porque necesita proteínas o pasta porque necesita glúcidos. Una indiscriminada que hace que la sensación de hambre no tenga fin. Y un hambre voluntaria que nos lleva a comer un plato de langostinos bañados en chocolate sólo por el placer de probar algo nuevo, aunque nuestro cuerpo no lo necesite», explica este biólogo.

Y este proceso de hambre también está regulado por miles de años de evolución. «Los niños que a veces se llevan tierra a la boca no significan sino un acto reflejo por un déficit de hierro o minerales en su dieta», opina Alemany. Así que junto a la regulación de los niveles de reservas de grasa, «el cerebro también regula los nutrientes que necesitamos y la periodicidad a través del hambre».

Además existe un proceso de quemado natural de las grasas no necesarias que es la termogénesis. «Todos hemos tenido una sensación de calor cuando nos hemos dado un atracón de comida y eso significa que el cerebro da la orden al organismo de quemar grasas a toda potencia. Es un mecanismo natural de ajuste del peso corporal que representa el proceso normal mediante el cual quemamos el exceso de grasas y energía acumuladas».

Así pues, en la obesidad se puede dar tres tipos de desajustes interrelacionados. Un desajuste de la información que el cerebro tiene sobre los niveles de reservas acumuladas de grasa, considerando normal unos niveles excesivos. Otro desajuste al activar los mecanismos del hambre en situaciones en las que el organismo no necesita nutrientes. Y por último, un desajuste en el proceso de termogénesis no dando la orden de quemar las grasas que sobran.

¿Existe una dieta que funcione?

«Las dietas no funcionan en la mayoría de los casos de obesidad. La prueba es que si funcionaran no habría obesos», sentencia Marià Alemany. Y no funcionan según este especialista porque «se basan en el principio de que si se comen menos grasas se utilizarán las reservas, pero como hemos dicho, esto no funciona así».

Si un paciente obeso deja de comer, el organismo se adaptará a funcionar con menos grasas a costa de quemar menos reservas «de la misma forma en que gastamos menos dinero cuando tenemos menos en la cuenta del banco, y cuando volvemos a tener unos ingresos altos, gastamos la misma cantidad elevada de dinero». Ello impide también, en opinión de este especialista, que las dietas para tratar problemas de sobrepeso leves y moderados no sean efectivas a medio y largo plazo.

Alemany repasa la efectividad de los diferentes tipos de dieta. «Las dietas hipocalóricas son las más válidas, siempre que sean llevadas por un buen especialista médico. Las dietas que restringen el consumo de un alimento son peligrosísimas. Luego están las dietas absurdas de las revistas que dicen hoy empiece comiendo A y mañana B. También las drogas para perder peso que ha creado muchos adictos sin conseguir demasiado éxito. Y por último los productos que yo llamo de vudú que adelgazan por pura autosugestión y que ayudan a una pequeña parte de la población».

¿La obesidad tiene cura?

Basándose en estos conocimientos, especialistas como los que dirige el doctor Marià Alemany trabajan en nuevos fármacos «que den al cerebro la información real sobre la cantidad de grasa que el organismo ha acumulado y queme la sobrante de forma natural mediante la termogénesis». Ya que según Alemany, no comer o comer menos no es una solución definitiva «porque el cerebro sigue haciendo lo posible para recuperar los niveles de referencia equivocados que tiene».

Pero hasta que las nuevas investigaciones no den resultado, «la obesidad sigue siendo intratable hoy en día». Aunque el sobrepeso se puede paliar «con un régimen llevado por un buen doctor».

Mientras se consigue esta cura, subraya el doctor Alemany, «tenemos que seguir luchando para que las condiciones de vida de los enfermos obesos sean más agradables y que no haya un rechazo social», el único paso para mejorar la calidad de vida de estos pacientes en el que toda la sociedad está involucrada.

Marià Alemany es Doctor en Ciencias Biológicas y catedrático de Bioquímica de la Universidad de Barcelona, donde trabaja en el estudio de las bases metabólicas y el tratamiento de la obesidad. Ha sido profesor además e investigador de las Universidades de Washington, Islas Baleares y Tarragona, publicando unos 270 trabajos en revistas científicas de ámbito internacional.

[¿Puede curarse la obesidad? (I)](https://www.medicinatv.com/reportajes/puede- curarse-la-obesidad-i-255/)