Más de 300 millones de personas en el mundo padecen asma, lo que la convierte en una de las enfermedades crónicas más prevalentes. Su incidencia se está incrementando y se estima que afecte a 100 millones de personas más en el 2025.
En Europa occidental una de cada 250 muertes está asociada al asma y se producen 12.000 hospitalizaciones al día a causa de esta enfermedad. A pesar de ello, existe la percepción de que es una enfermedad que no requiere una atención especial porque se acepta como adecuado el actual manejo de la misma. Esta situación contribuye a que los pacientes se conformen con que su asma no esté controlada de manera tan óptima como es posible.
El asma continúa siendo una enfermedad infradiagnosticada y sus síntomas siguen pasando desapercibidos para muchos españoles, según destaca el neumólogo del Hospital USP San Camilo, Rafael Martínez Cruz, con motivo de la celebración del Día Mundial del Asma.
«Sabemos que existe un gran infradiagnóstico del asma», asegura Martínez Cruz, quien detalla que «la presencia de tos crónica o de cuadros catarrales de repetición acompañados por silbilancias pueden ser síntomas de la enfermedad».
Esto supone, según el experto, un riesgo para la salud, ya que un asma no tratado produce un «daño persistente de la vía área». Además, aparte del infradiagnóstico, otro de los problemas a los que se enfrenta esta enfermedad crónica es la falta de adherencia al tratamiento.
A este respecto, el neumólogo del Hospital USP San Camilo asegura que la educación del paciente en el autocuidado es una de las «variables principales para mantener el asma bajo control, libre de síntomas y con una función respiratoria normal».
«El paciente debe conocer la enfermedad, los diferentes tratamientos y mecanismos inhalatorios, así como reconocer las situaciones que pueden constituir la solicitud de emergencia», detalla Martínez Cruz.
Según una encuesta europea presentada en 2009, casi el 50 por ciento de los pacientes asmáticos sufre innecesariamente a pesar de estar en tratamiento porque no tiene un buen control de su enfermedad. Como consecuencia de este mal control, empeoran los síntomas y aumenta el riesgo de crisis repentinas, hospitalizaciones o incluso la muerte.
Cerca del 90 por ciento de las personas asmáticas aceptan padecer síntomas como parte normal de su situación cuando con el tratamiento y seguimiento correctos es posible el control del asma en la mayoría de los pacientes. Tal y como se cita en la web del día mundial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), «el 95 por ciento de los asmáticos llevan una vida normal cuando realizan un tratamiento adecuado».
Como explica el Dr. Antolín López Viña, coordinador del área de Asma de (SEPAR), «la causa más frecuente de control deficiente del asma es la falta de cumplimiento del tratamiento por parte de los pacientes, de modo que el personal sanitario tiene que utilizar estrategias para mejorarlo. Existen tratamientos de gran eficacia pero no sirven de nada si no se toman según lo prescrito por el profesional sanitario».
Signos que alertan del mal control
Existen varios signos que alertan de que el asma no está controlado: síntomas persistentes durante el día y la noche (ahogo, pitos, opresión torácica, tos, secreción bronquial), despertares nocturnos, incapacidad para realizar actividades cotidianas, necesidad de recurrir a medicación de rescate más de dos veces a la semana, crisis que requieran hospitalización, etc.
En este sentido, los estudios ponen de manifiesto que el 63% de los pacientes con un inadecuado control del asma se despiertan, al menos, una vez a la semana en comparación con el cinco por ciento de los correctamente controlados. Además, visitan al médico con el doble de frecuencia y se ven limitados en su vida social, práctica deportiva e incluso ven mermada su capacidad para realizar sus tareas diarias.
Controlar todas las manifestaciones de esta enfermedad es, por tanto, uno de los objetivos pendientes para que el paciente asmático pueda llevar una vida normal. Para ello es necesario realizar evaluaciones regulares del control del asma, como mínimo dos o tres veces al año, de modo que se garantice el mejor tratamiento. Existe un cuestionario denominado ACT www.asmayvida.com que, junto con la espirometría, permite conocer el grado de control de la enfermedad.
«Este año nos hemos unido a otras asociaciones españolas que se esfuerzan en mejorar la salud respiratoria en la infancia para promocionar el Día Mundial del Asma, en un mensaje común a la sociedad a través de los medios de comunicación», explica el Dr. Manuel Praena Crespo, pediatra del Centro de Salud La Candelaria y coordinador del Grupo de Vías Respiratorias (GVR) de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
El objetivo del tratamiento es controlar la enfermedad y puede lograrse en la gran mayoría de los pacientes asmáticos por medio de un manejo adecuado. Las claves que definen el buen control del asma son que los pacientes:
– No tienen síntomas de asma como tos por las mañanas o al correr.
– Pueden dormir bien sin despertares nocturnos.
– No necesitan medicación de alivio.
– No tienen ningún ataque de asma.
– Pueden realizar actividades deportivas y de tiempo libre que deseen sin limitaciones.
Mensaje a los pacientes
El mensaje que la AEPap quiere dar a los pacientes es que «para conseguir el control del asma debes»:
1. Tener un tratamiento personalizado por escrito para tu asma.
2. Tomar los medicamentos prescritos por tu médico.
3. Conocer y evitar los factores que pueden desencadenar la crisis de asma.
4. Aprender a reconocer los síntomas de una crisis de asma.
5. Conocer lo que debes hacer ante una crisis de asma.
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