Eliminando el tabaco se eliminaría el 90 por ciento de los casos de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), la cuarta causa de muerte en nuestro país. Los expertos estiman que cuatro de cada cinco afectados desconoce que sufre EPOC. Pero los daños que provoca el tabaco en los pulmones son irreversibles y el tratamiento sólo puede evitar su progresión. No fumar es la mejor forma de evitar llegar a esta dramática situación.
El 44 por ciento de los fumadores ignora los síntomas de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), lo que favorece que gran parte de los enfermos no estén diagnosticados.
Los datos de la encuesta SPIRIPOC muestran que el desconocimiento de la enfermedad se incrementa con la edad y es mayor en la Comunidad Valenciana (6,9 por ciento) y Andalucía (6,6 por ciento), mientras que en Cantabria (13,3 por ciento) y Asturias (11,1 por ciento) es donde más personas saben lo que es la EPOC. Entre los que sí han oído hablar de la enfermedad, el 42,7 por ciento lo conoció a través de los medios de comunicación, un 33 por ciento por un familiar y el 27,8 por ciento por el médico o el farmacéutico.
La EPOC «es una enfermedad progresiva que si no se trata adecuadamente aboca a una insuficiencia respiratoria», explica el doctor José Luis Álvarez-Sala Walther, presidente de la Sociedad Española de Patologías Respiratorias (SEPAR). Esta patología, que constituye la tercera causa de muerte en nuestro país, afecta al nueve por ciento de los españoles mayores de 40 años y a un 20 por ciento de los de más de 65 años.
Sin embargo, como ha demostrado el estudio realizado por Boehringer Ingelheim y Pfizer, en la población «no acaba de calar este concepto de su importancia y también de la enorme repercusión que tiene en la calidad de vida», indica la doctora Pilar de Lucas, presidenta de Neumomadrid (Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica) y jefa de la unidad de Ventilación Mecánica e Insuficiencia Respiratoria del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Asimismo, como consecuencia de la ignorancia generalizada de la enfermedad y sus síntomas, en España sólo el 22 por ciento de las personas que padecen EPOC han sido diagnosticadas y menos de la mitad de ellos reciben tratamiento.
Esta patología provoca que el enfermo «vaya perdiendo de forma acelerada su función respiratoria», en palabras del doctor Josep Morera, jefe de la Unidad de Neumología del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona y miembro destacado de la Sociedad Catalana de Neumología (SOCAP). Este daño es irreversible, por lo que es crucial el diagnóstico precoz mediante la espirometría, que «no solamente sirve para prever qué le va a pasar a los pulmones sino también al corazón y al cerebro», porque esa reducción de la función respiratoria incrementa también el riesgo de enfermedades vasculares. No obstante, la doctora de Lucas denuncia que esta prueba diagnóstica «no supone ninguna molestia para el paciente pero hay muy pocas instituciones o centros de salud donde haya personal bien formado en la realización de espirometrías».
El tabaco, el principal problema
Según el doctor Álvarez-Sala, la EPOC «es la enfermedad del tabaco por excelencia», ya que entre un 80 y un 90 por ciento de los enfermos son o han sido fumadores. Pese a ello, el estudio muestra que la mayoría de los encuestados asocia los principales síntomas de esta patología (tos, dificultad para respirar, fatiga y expectoraciones) al consumo de tabaco, en lugar de considerarlos como indicios de una enfermedad.
Por su parte, el doctor Héctor Verea, jefe del servicio de Neumología del Hospital Juan Canalejo de La Coruña, afirma que «lo que queremos decirle a la sociedad española es que la EPOC es un problema importante y grave», algo que sólo ha asumido de momento el 0,7 por ciento de los encuestados.
Tratamiento de los síntomas
La doctora de Lucas opina que «la población cree poco en el tratamiento, porque se ha transmitido la imagen de que los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas eran enfermos por los que no se podía hacer nada», pero la introducción de nuevos tratamientos ha cambiado esta idea, ya que por ejemplo los broncodilatadores «consiguen disminuir los síntomas, aumentan la capacidad de ejercicio y mejoran muchísimo la calidad de vida».
Otro de los fármacos utilizados para esta patología es el Tiotropio, que «mejora lo que teníamos hasta entonces», porque «tiene un efecto más prolongado (durante 24 horas) y más intenso», afirma el doctor Morera. Además, «con el tiempo no pierde actividad ni efectividad» y «mejora más la disnea (el ahogo)» y las exacerbaciones, lo que beneficia la calidad de vida del paciente. Por todo ello, «es una aportación importante que ayuda a optimizar al máximo el tratamiento del enfermo».
La doctora de Lucas considera que «hay que tratar a los pacientes fumadores, porque el tabaquismo es una enfermedad» y por ello el Estado debería financiar los tratamientos de deshabituación tabáquica de estos enfermos, porque aunque ya no pueden recuperar la función respiratoria que han perdido, si dejan el tabaco esa pérdida irá a la misma velocidad que en la población normal. En esta línea, el doctor Verea añade que «la eliminación del tabaquismo supondría una disminución del sufrimiento y la mortalidad». También solicita «que las autoridades sanitarias contemplen la enfermedad como un proceso longitudinal», para evitar los futuros costes de las fases más avanzadas de la patología, y desarrollen un plan específico para la EPOC en el que «cuenten con los especialistas».
Aparte de los tratamientos farmacológicos, para lograr la rehabilitación del enfermo «hoy se sabe que cualquier tipo de actividad física mejora la morbilidad y permite que estos pacientes tengan una mejor evolución a largo plazo», señala el doctor Verea. La doctora de Lucas recomienda a los enfermos «caminar en torno a una hora diaria».
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