¿Qué agua es mejor para los lactantes?

14Jul. 04

Las leches en polvo para los lactantes se preparan con agua, pero utilizar agua del grifo o agua con un contenido mineral excesivo pueden perjudicar su calidad e, incluso, ser nocivo para el aparato digestivo del bebé, según estudios científicos.

Nuevos estudios pediátricos han advertido que la calidad de la leche en polvo para lactantes queda alterada al mezclarlas con agua del grifo o con agua con una alta concentración de minerales. Y es que a la hora de juzgar un agua no sólo deben tenerse en cuenta sus características más evidentes, como el color, sabor, olor o turbidez, sino también una serie de parámetros analíticos que pueden presentar un riesgo potencial para la salud del bebé.

El consumo de aguas inadecuadas puede provocar diarreas y acidosis en los lactantes, ya que su aparato renal no se estabiliza hasta cumplir un año por lo que su organismo está aún inmaduro y no pueden absorber la misma cantidad de minerales que un adulto.

Aunque hasta ahora se han producido importantes avances en lo que respecta a la composición de los preparados lácteos en polvo, todavía no se había profundizado en la calidad del agua de consumo empleada. El agua del grifo suele ser inadecuada por su excesivo contenido en sales minerales (como sodio, bicarbonato, calcio o cloro) y algunas aguas embotelladas pueden contener una excesiva presencia de sodio o ser excesivamente ricas en bicarbonato.

Las necesidades de agua de un lactante suelen ser del 10 al 15 por ciento de su peso corporal al día, tal y como se especifica en un estudio reciente realizado por un grupo de trabajo de la Sociedad Española de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica respecto al consumo de agua en la infancia. Según sus cifras, durante los primeros tres meses de vida de los niños, más de un 90 por ciento de las madres utilizan alguna vez preparados de leche en polvo para lactantes.