¿Qué es el infarto?

02May. 00

Las enfermedades cardiovasculares son una causa de mortalidad elevada en los países occidentales, concretamente en España constituye la primera causa de mortalidad. Según el doctor Andrés Íñiguez de la Fundación Jiménez Díaz aproximadamente mueren entre 52 y 57 personas por cada 100.000 habitantes por cardiopatía isquémica (la cardiopatía isquémica engloba tres enfermedades: angina de pecho, infarto agudo de miocardio y muerte súbita). Entre la población menor de 65 años afecta más a hombres, pero si consideramos la población mayor de 65 años afecta más a mujeres. Por ello, y por la gran preocupación que genera en los pacientes y en los familiares, este grupo de enfermedades tiene gran trascendencia médica, social y económica.

En comparación con otros países, España tiene una tasa de mortalidad por cardiopatía isquémica semejante a la observada en otros países del área mediterránea, que es claramente inferior a las de los países del centro y del norte de Europa, y también a la de Norteamérica, mientras que la mortalidad por enfermedad cerebrovascular (afectación del cerebro debido a alteración de los vasos sanguíneos) se mantiene en unas posiciones intermedias.

El músculo cardíaco realiza un trabajo intenso y continuo. El corazón tiene la función de una bomba, se contrae una media de 60 a 80 veces por minuto para enviar la sangre a las arterias. El corazón consume alrededor del 10% del oxígeno destinado a todo el organismo. Su irrigación es muy importante y se realiza a través de las arterias coronarias (llamadas así debido a su disposición en forma de corona). Estas arterias son las que suministran al músculo cardíaco el oxígeno.

El infarto agudo de miocardio consiste en la muerte de una parte del músculo cardíaco causada por una obstrucción de las arterias coronarias. Se produce la total interrupción de la circulación en una porción de la arteria coronaria. Este obstáculo que obstruye la circulación puede ser un coágulo de sangre procedente de cualquier parte de cuerpo (embolia) o un coágulo que se forma en las arterias del corazón (un trombo) debido a la arteriosclerosis. La arteriosclerosis es el endurecimiento y pérdida de elasticidad de las arterias que se produce a nivel generalizado en todo el territorio arterial.

El infarto se manifiesta, en un 80-90% de los casos, por un dolor rápidamente creciente en el centro del pecho, detrás del esternón. Es un dolor parecido al de una crisis de angina de pecho, pero más intenso. Este dolor puede extenderse a brazos, sobre todo al izquierdo, cuello, mandíbula y hacia la espalda. Otros síntomas que se pueden presentar son ansiedad, nerviosismo, sudor intenso, náuseas o vómitos. A diferencia de la angina de pecho el cese de la actividad física no aporta ningún alivio. No siempre el dolor es tan típico y en personas de edad avanzado o en pacientes diabéticos el infarto puede pasar casi inadvertido. El infarto suele producirse después de momentos de crisis, es decir, después de un esfuerzo, una comida copiosa, un intenso frío en el exterior, disgustos, etc.

La gravedad del infarto depende de su localización y de su extensión. Si la zona afectada es amplia y ataca a la zona del corazón que se encarga de enviar los impulsos eléctricos, los trastornos serán muy importantes e incluso podrían causar la muerte. Por fortuna nuestro corazón tiene una gran capacidad de reserva y después de la mayoría de los infartos, el músculo cardíaco que permanece sano realiza el trabajo de bomba necesario, de tal forma que el paciente, que ha sufrido un infarto, puede llevar una vida perfectamente normal siguiendo unas recomendaciones de vida saludable. En este sentido la Sociedad Española de Cardiología ha elaborado unas recomendaciones como son la necesidad absoluta de dejar de fumar, controlar la alimentación, realizar deporte o tomarse la vida con tranquilidad.

Por último si en cualquier momento cree que puede estar sufriendo un infarto acuda inmediatamente a un servicio de urgencia. El infarto constituye una urgencia médica, y el paciente afectado debe ser ingresado en una unidad de cuidados intensivos o bien en la unidad coronaria, que está especialmente indicada para los pacientes afectados de este tipo de patología.