El lupus es una enfermedad reumática que afecta a las articulaciones, los músculos, la piel y casi todos los órganos

15Nov. 01

El lupus eritematoso sistémico, conocido como lupus, es una enfermedad reumática que afecta a las articulaciones, los músculos, la piel y casi todos los órganos. Por este motivo, además de autoinmune, es una enfermedad sistémica. Se desconoce la causa exacta que provoca la aparición del lupus, si bien se presupone que debe concurrir la infección de algún virus u otro agente, por un lado, y cierta predisposición genética, por el otro. Ciertos factores ambientales como el estrés, la luz solar, algunos medicamentos o sustancias químicas, como el colorante para el cabello o la silicona, pueden influir en la aparición de la patología. Además, parece ser que los factores hormonales son importantes para desarrollar el mal pues es diez veces más frecuente en mujeres que en hombres.

El lupus es una enfermedad infrecuente. Su prevalencia es difícil de establecer porque varía de un lugar a otro. En América del Norte y Europa Septentrional es de cuatro enfermos por diez mil habitantes. Por otro lado, parece existir una mayor incidencia en negros americanos, en hispanos y en asiáticos por razones que aún no se saben. Las mujeres son las más afectadas y en especial cuando se encuentran en los años fértiles, ya que más del 80 por ciento de los casos totales se detectan en mujeres que se hallan en esa etapa. La prevalencia en niños y ancianos es más reducida: uno por cada 100.000 habitantes.

El hecho de tratarse, en parte, de una enfermedad genética no indica que el mal afectará al resto de la familia del paciente. Según algunos estudios, el diez por ciento de las hijas y el dos por ciento de los hijos de padres con lupus desarrollarán la enfermedad. En gemelos idénticos las posibilidades oscilan entre un 26 y un 70 por ciento y para los gemelos no idénticos es sólo de un cinco a un diez por ciento.

Síntomas

El lupus es un trastorno que se manifiesta a diversos niveles. De entrada, los efectos más característicos de la enfermedad se detectan en la piel, por medio de erupciones y enrojecimiento de las mejillas y nariz (lo que se conoce como «eritema en alas de mariposa»), acompañado a veces de caída del cabello. Aún así, existen otros signos generales como el cansancio fácil, pérdida de peso inexplicable o una fiebre prolongada que, no obstante, pueden responder a otras enfermedades. O bien más concretos como son los dolores o inflamaciones articulares, en especial, en los dedos, manos, muñecas, codos, rodillas o pies. Esta artritis suele acentuarse cuando el paciente duerme, remitiendo durante la actividad física normal. Como consecuencia de la enfermedad diversos órganos internos pueden inflamarse como puede ocurrir en el caso de las membranas que recubren el corazón o los pulmones, causando pericarditis y pleuritis respectivamente. Lesiones de mayor envergadura son posibles aunque muy raras.

La inflamación del riñón (nefritis) es uno de los males más usuales en los enfermos de lupus. De hecho, prácticamente el cien por cien de los enfermos de lupus tiene el riñón inflamado, de los cuales sólo la mitad sufrirá algún tipo de alteración, en su mayoría leve. Esta patología también puede llegar a afectar al sistema nervioso central, si bien en este caso, los efectos son de poca importancia. Casos de extrema rareza han desencadenado alteraciones del comportamiento y epilepsia. Más habituales son las infecciones de distinto tipo pues el propio lupus predispone a padecerlas al reducir la capacidad de defensa del organismo.

Respecto a las enfermas de lupus embarazadas, se ha llegado a la conclusión de que la paciente es tan fértil como la mujer sana, si bien existe más riesgo de presentar abortos y partos prematuros, en especial en aquellas mujeres que poseen unos anticuerpos llamados antifosfolípidos, siendo dentro de estos los anticardiolipina los que más se relacionan con los abortos. En condiciones normales no se les debe prohibir el embarazo pero es desaconsejable cuando el lupus esté activo, existan complicaciones o se estén consumiendo medicamentos potencialmente dañinos para el feto. Si, por el contrario, se desea controlar la natalidad, el uso de «la píldora» y la implantación del DIU deben ser supervisados por un especialista, ya que existen pequeños riesgos de acentuar el problema.

Diagnóstico y tratamiento del lupus

Los tres puntos fundamentales en los que se basa el diagnóstico son los síntomas que refiere el paciente, el examen físico que se le realice y los análisis de sangre y orina. En los enfermos de lupus, el número de leucocitos, linfocitos y plaquetas es más bajo de lo normal, si bien la prueba definitiva del mal es la presencia de unos determinados anticuerpos en la sangre.

Para combatir este trastorno existen una serie de consejos generales, muchos de ellos psicológicos, y un tratamiento médico específico. La ayuda psicológica intenta hacer comprender al paciente que puede llevar una vida absolutamente normal y a combatir el rechazo que pueda ocasionar en su entorno social. Los consejos prácticos recomiendan una alimentación completa y sana, prescindiendo de la sal en casos de afección renal o hipertensión arterial, y protegerse contra el sol. Aunque el lupus es, hoy por hoy, incurable existen una serie de fármacos que pueden controlar la enfermedad durante años. Entre estos destacan los antiinflamatorios, que aliviarán los dolores de artritis y otros síntomas leves; los corticoides, que en dosis más bajas controlan la mayor parte de los síntomas del lupus y al mismo tiempo evitan los efectos secundarios que el medicamento provoca en dosis mayores; los antipalúdicos, contra la artritis o cuando existen síntomas pleurales o pericárdicos; y los inmunosupresores, recetados cuando existen complicaciones importantes de la enfermedad, generalmente en los riñones. El paciente puede que necesite además otros medicamentos, como por ejemplo, para mejorar la circulación sanguínea, los cuales, como todos los fármacos citados, deberán ser consumidos bajo autorización médica y nunca por cuenta propia.