¿Qué me falta en la maleta? ¡El botiquín de viaje!

15Jul. 08

Las insolaciones, quemaduras de piel, urticarias, mareos y molestias gastrointestinales son los problemas más habituales durante la temporada estival. La mayoría de las complicaciones son leves y apenas duran unos días, pero pueden amargarnos las vacaciones si no estamos preparados con un buen botiquín.

El verano es sinónimo de sol, playa, viajes y diversión. Pero también es un periodo en el que relajamos nuestros hábitos de alimentación, tomamos mucho más el sol, cuidamos menos nuestra hidratación y estamos más expuestos a la acción de insectos y plantas que pueden atacar nuestra piel. Por eso, es conveniente ser precavidos y llevar siempre con nosotros un botiquín de viaje que incluya los productos necesarios para prevenir y tratar las pequeñas dolencias y complicaciones que puedan surgir.

Según Rafael García Gutiérrez, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), «un botiquín básico debe incluir material de cura como gasas, algodón, tiritas, vendas y alcohol». Pero no se trata de ir cargados de productos y medicamentos sino de «llevar lo esencial para atender cualquier problema que nos encontremos». Por ejemplo, los trastornos gastrointestinales (como diarreas y estreñimiento) son muy comunes durante la época estival. Están ocasionados en buena medida por el descuido de nuestros hábitos de alimentación y por la ingesta de comidas a veces en mal estado debido al calor, y de agua que no siempre está convenientemente potabilizada. También son frecuentes las quemaduras provocadas por una exposición excesiva al sol, los estados febriles y dolores de cabeza causados por las insolaciones, las reacciones de la piel al contacto con insectos y medusas, y los mareos cuando se viaja en coche

Productos esenciales

Para hacer frente a estas dolencias, la Asociación para el Autocuidado de la Salud recomienda llevar analgésicos, antiácidos, soluciones de rehidratación oral, antihistamínicos y repelentes de insectos para evitar picaduras, productos para la prevención de los mareos y, sobre todo, un protector solar adecuado para nuestro tipo de piel. Y es que, tal y como afirma García Gutiérrez, «si algo no puede faltar en el botiquín de viaje es un buen protector solar, porque las quemaduras en la piel pueden acarrearnos muchos problemas tanto a corto como a largo plazo».

Asimismo es muy útil incluir un termómetro para conocer con precisión la intensidad de la fiebre, material de curas (vendas, algodón, tiritas, tijeras y gasas esterilizadas) y desinfectantes de uso externo para heridas y cortes superficiales y quemaduras leves producidas en la piel, laxantes y antidiarreicos así como productos para la rehidratación que nos ayuden a recuperarnos si hemos tenido vómitos constantes o diarreas.

Consejo profesional

Pero, ¿cómo debemos preparar el botiquín de viaje? Lo mejor es contar con el consejo de un farmacéutico ya que nos proporcionará toda la información necesaria para elaborar el botiquín más adecuado a nuestras necesidades y a nuestro destino vacacional. Además, nos asesorará sobre el uso correcto de los productos y sobre cómo tomar y durante cuánto tiempo los medicamentos de nuestro botiquín, en el caso de que sean necesarios.

Por otro lado, y a pesar de lo que se pueda creer, «todos los medicamentos que se deben incluir en un botiquín de viaje no requieren de una receta médica para su compra en las farmacias» ya que están específicamente destinados al tratamiento de síntomas leves por parte el paciente, sin necesidad de la intervención de un médico. Asimismo, aunque no necesitan de receta para su venta, estos fármacos, autorizados por el Ministerio de Sanidad, tienen las mismas garantías de calidad, seguridad y eficacia que los medicamentos de prescripción.