Relación entre insomnio y menopausia

02Abr. 03

Aunque la mujer es más proclive que el hombre a padecer insomnio, esta tendencia aumenta cuando se llega a la menopausia. Así lo ha expuesto el doctor Adolfo Bayo en el V Simposium Internacional de Ginecología, Endocrinología y Menopausia, celebrado recientemente en Madrid. Según el doctor Bayo, "el 22 por ciento de las mujeres padece insomnio, porcentaje que se incrementa hasta el 35 por ciento cuando llega la menopausia y hasta el 40 por ciento cinco años después de esta etapa".

Durante la menopausia se dan ciertas alteraciones orgánicas que pueden afectar al sueño. La falta de estrógenos y de progesterona produce un retraso en la conciliación del sueño y aumenta su fragmentación, aunque el doctor Bayo, jefe de la Unidad de Menopausia del Hospital Universitario Río Ortega, recuerda que «no existe una relación causa-efecto entre menopausia e insomnio». Además, es cada vez más habitual que la falta de hormonas no sea el único motivo de trastornos del sueño en la menopausia. Los cambios psicosociales que suelen darse en esta etapa pueden afectar la manera de dormir, manifestándose en forma de estrés, depresión y ansiedad. Estas situaciones las puede provocar, por ejemplo, la alta exigencia del mundo laboral.

Efectos y cura

El insomnio repercute de forma importante en la calidad de vida de las mujeres que lo sufren. Puede aumentar los síntomas menopáusicos y hacer que las afectadas pierdan concentración en el trabajo, estén más cansadas, tengan menor capacidad de respuesta o menos relación familiar y social. Aún así, el doctor Bayo advierte que «antes de prescribir un tratamiento farmacológico se debe averiguar si existe o no insomnio, ya que este trastorno se puede confundir con dormir mal». Algunos criterios que definen el insomnio son que se de tres veces a la semana durante un mes, que sea suficientemente grave como para estar cansado durante el día o que provoque irritabilidad y deteriore la actividad diurna.

Una vez detectado el trastorno, existen dos tipos de tratamiento para combatirlo, los ansiolíticos y los hipnóticos. Los ansiolíticos son los más utilizados y predisponen al paciente a conciliar el sueño a base de relajar la tensión nerviosa y el estrés. En caso de que no se responda a este tratamiento, se recurre al hipnótico, que ha de ser prescrito por el psiquiatra. Por otra parte, es posible adoptar ciertos hábitos que ayudan a conciliar el sueño, como realizar ejercicio físico suave o tomar una ducha caliente antes de dormir. Se han de evitar las comidas copiosas, ingerir alcohol, estimulantes o drogas y el ejercicio físico violento antes de acostarse.