Relacionan por primera vez la actividad cerebral con la pérdida de memoria a corto plazo

Un estudio internacional del grupo de Neurociencias de Sistemas del IDIBAPS de Barcelona, determina por primera vez que la memoria a corto plazo no se pierde durante el periodo de “apagón”, sino que las neuronas siguen representando la información aunque con menor exactitud según avanza el tiempo.

¿Qué ocurre en el cerebro cuándo ves algo, automáticamente dejas de verlo y lo has de recordar justo después? Este “apagón” representa uno de los retos más importantes en el campo de las Neurociencias. De hecho, es lo que determina nuestra capacidad cognitiva, es decir, cómo interactuamos con nuestro entorno, cómo retenemos información o cómo hacemos cálculos matemáticos. Es la memoria a corto plazo o memoria del trabajo. Las personas con una mayor capacidad de memoria del trabajo obtienen más puntuación en los test de inteligencia, y por eso se sospecha que puede estar relacionada con la capacidad cognitiva de las personas. Hasta ahora se sabe que ocurre en la corteza prefrontal del cerebro, y que las personas que padecen patologías mentales como esquizofrenia, depresión o demencia la tienen alterada.

Un estudio internacional liderado por Albert Compte, investigador principal del grupo de Neurociencias de Sistemas del Institut August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, determina por primera vez que la memoria a corto plazo no se pierde cuando dejamos de estimularla, es decir, cuando dejamos de ver algo, sino que las neuronas mantienen toda la información de cómo se pierde esta memoria, por lo que no existe tal “apagón” y sí una degradación en el tiempo de dicha memoria. Es decir, la información se mantiene hasta cuando creemos que se pierde. La revista científica Nature Neuroscience ha publicado los resultados del estudio on line.

Para explicar cómo se pierde esta memoria, los investigadores utilizaron el modelo Bump Atractor (imagen), una manera técnica de explicar la pérdida de información. Este modelo sugiere que las neuronas se mantienen activas cuando se va degradando la memoria, que es inestable. “La red neuronal se diluye y al final el recuerdo es diferente, está distorsionado”, explica Albert Compte. “Se trata de una actividad móvil, no de una pérdida de actividad. Antes se pensaba que la memoria caía, ahora sabemos que las neuronas mantienen su actividad pero pierden estabilidad”, explica.

Los investigadores comenzaron el estudio en 2011, gracias a información extraída de otro trabajo realizado a dos monos en el año 2000; es decir, hicieron una relectura del registro de actividad de las neuronas de los monos y lo relacionaron con la conducta del animal en ese momento. Esta es la primera vez que se relaciona la actividad neuronal con la pérdida de memoria. Las conclusiones de este estudio mejoran el conocimiento del mecanismo de actividad de la memoria del trabajo, que ocurre en la corteza prefrontal, lo que podría ayudar a entender qué ocurre en las enfermedades mentales como la esquizofrenia donde la memoria a corto plazo está alterada.

En los años 70 un investigador catalán, Joaquim Fuster, descubrió por primera vez en monos entrenados para realizar tareas sencillas que las neuronas estaban activas durante ese período negro o apagón. Es decir, las neuronas tienen memoria. El presente estudio cuestiona ese “apagón” y concluye que las neuronas mantienen toda la información durante ese período de pérdida de memoria.

¿Por qué es importante la memoria del trabajo o memoria a corto plazo?

La memoria del trabajo representa el sistema donde gestionamos la información a partir de la cual interactuamos con nuestro entorno, permitiéndonos tomar decisiones inmediatas o estructurar un discurso. Continuamente estamos haciendo uso de la memoria de trabajo para relacionar estímulos externos e internos con acciones futuras que dependen.

Las principales funciones de la memoria de trabajo son la retención de información, el refuerzo del aprendizaje, la comprensión del ambiente en un momento dado, la formulación de metas inmediatas y la resolución de problemas.

Albert Compte explica que la memoria del trabajo es una memoria frágil -de hecho se conoce como la memoria del despiste-, que se degrada en tan sólo 10 segundos. Para que nos hagamos una idea, las personas con un coeficiente intelectual más elevado son capaces de retener durante este tiempo unos 5 elementos.

Otro ejemplo sencillo es la memoria del teléfono: me dicen un número, lo guardo en la memoria, lo tecleo y lo olvido, como si una pizarra borrara toda la información que he retenido esos 10 segundos. Es importante en las denominadas tareas de inteligencia fluida, es decir, las que no tienen que ver con el lenguaje.

Gracias a este estudio, sabemos que las neuronas tienen información de cómo se pierde la memoria, y descubre por primera vez que mantienen toda la información, hasta cuando se pierde. La conclusión es que la memoria a corto plazo no desaparece, sino que se degrada, se mantiene diluida en el tiempo.