Una de las principales propuestas del OBD, es que el dinero de la compensación para la donante de óvulos se establezca en todas las comunidades con criterios homogéneos y esté baremada por la administración, aconsejada por sociedades científicas y los centros de reproducción asistida.
Esta compensación valoraría adecuadamente los riesgos en su salud asumidos por la donante y los desplazamientos necesarios. «No se trata de un pago sino de una compensación o indemnización, porque la donación requiere varios desplazamientos al centro, varias visitas, una disponibilidad durante aproximadamente un mes y no está exenta de riesgos», justifica la doctora María Casado, directora del OBD.
«Lo que no debe imperar es un criterio de mercado, que no haya un pago al mejor postor», explica la doctora Casado, quien critica la situación en Estados Unidos, donde es posible encontrar, por ejemplo, «anuncios de modelos vendiendo sus óvulos por millones de pesetas. En España y en Europa esas cosas no pasan, pero se debe establecer una compensación baremada», apoya la directora de este Observatorio.
Donación de óvulos de donante cadáver
El documento también recomienda fomentar la donación de óvulos postmorten y que el procedimiento de extracciones de órganos contemple la extracción de ovarios y su mantenimiento de la forma científicamente más adecuada.
«De momento la extracción de óvulos postmortem no es útil para utilizar en procesos de reproducción asistida pero sí para investigación», matiza la doctora Casado. Y al tratarse de material genético, el grupo es partidario de que el consentimiento para la donación «lo otorgue la donante en vida». Además, el grupo cree que debería generalizarse el protocolo por el que la donante especificará si sus óvulos son donados para la investigación o con finalidades reproductivas.
Por ejemplo, explica la doctora Casado, «hay mujeres que tras un proceso de reproducción asistida podrían donar los óvulos que no necesitan y deberían decidir si con ellos quiere ayudar a otra pareja, o si lo prefiere, que se investigue con ellos sobre una enfermedad determinada en la que, por ejemplo, ella estuviera incluída». Otra de las recomendaciones del OBD es incentivar la investigación con óvulos donados para tal propósito.
Aumentar la información
El documento hecho público por el Observatorio de Bioética y Derecho de Barcelona también cree necesario aumentar la información dada a la donante, estableciendo protocolos que aseguren que la información es clara y suficiente. Para ello, el grupo cree que deben describirse a la donante, con todo detalle, el procedimiento de extracción y los riesgos presentes y futuros de la intervención. La doctora Casado explica cómo el proceso de donación de ovocitos es complejo y no exento de riesgos por lo que es necesario «que la donante reciba la máxima información para que pueda decidir con absoluta libertad si decide llevarla a cabo».
En este sentido, el grupo del OBD analizó si la información que hoy reciben las donantes es suficiente, «y hemos visto que sí, en los centros la información es rigurosa y completa», afirma su directora y añade «hoy muchas universidades y lugares públicos muestran anuncios solicitando donantes, pero dejando aparte la publicidad, cuando llega al centro, la potencial donante recibe toda la información necesaria para actuar de forma libre, no sólo consintiendo sino también sabiendo qué consiente».
Aun así, este grupo de trabajo pide que «las sociedades científicas homogenicen la información mínima necesaria». Y solicita que se obligue a que las campañas de promoción de la donación estén destinadas a un público que pueda valorar los riesgos asumidos y sean «informativas, no competitivas».
Excepciones del anonimato
Los especialistas del OBD están de acuerdo con la ley que regula que la donación sea anónima, pero creen que hay casos excepcionales que deberían ser revisados por un organismo competente. «El anonimato parece razonable para proteger los derechos del futuro hijo y no verse luego entre dos madres, es algo que los psicólogos y psiquiatras del grupo han puesto de manifiesto», asiente la directora de este Observatorio de Bioética. «Pero creemos que deben haber excepciones, porque cerrar las cosas con prohibiciones tajantes en este terreno no es razonable».
Estas excepciones deberían ser valoradas por un organismo competente, un papel que según la doctora Casado corresponde al Consejo Nacional de Reproducción Asistida, y podrían ser, por ejemplo, «en casos en los que un familiar se ofrece, una madre, una hermana». En todo caso, esta especialista añade que su grupo pide que esta propuesta sea valorada, «no autorizada de manera directa, siempre teniendo en cuenta el interés del menor».
Estimular el debate social
Pero las recomendaciones hechas por el OBD no sólo quieren fomentar el debate entre las administaciones competentes. Este Documento sobre Donación de Ovocitos quiere también «fomentar el debate social, fomentar que estas cosas se debatan públicamente y que la sociedad se plantee cuáles son los problemas, las alternativas y pueda decidir qué se hace al respecto», afirma la directora del OBD. Por ello, su grupo defiende un debate «transparente» que parte de la experiencia e investigación de profesionales de diferentes ámbitos.
Como ejemplo de las reflexiones que la sociedad debe asumir, debatir y solucionar, la doctora Casado acaba exponiendo un grave problema en nuestra sociedad, principal raíz del aumento de los casos de infertilidad: «la dificultad del trabajo femenino hace que las mujeres nos planteemos la maternidad mucho más tarde y eso hace que haya que recurrir más a las técnicas de reproducción asistida. Esto ha causado evidentes cambios en nuestra sociedad. No sé si es la situación más ideal. Quizás estamos haciendo trabajar a las jóvenes muy fuerte en su edad reproductiva y luego tenemos que recurrir a la biología. ¿Es esto lo más razonable?».
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