Reunión multidisciplinar de trasplantes

Por primera vez en España y con vocación de continuidad, ha tenido lugar en Madrid la I Reunión Multidisciplinar de trasplantes. Un foro de debate que ha convocado expertos en trasplante hepático, renal y corazón para consensuar estrategias comunes y analizar las posibilidades ofrecidas por las nuevas tecnologías y la investigación.

Los coordinadores de la reunión han sido los doctores Cuervas-Mons, de la Unidad de Trasplante Hepático de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid; el doctor J.M. Campistol, de la Unidad de Trasplante renal del Hospital Clínico provincial de Barcelona; y el doctor N.Manito, de la Unidad de Trasplante Cardíaco de la Ciudad Sanitaria Universitaria de Bellvitge en Barcelona.

Donantes ancianos

Pero frente a estas nuevas expectativas se encuentra el problema planteado por la edad, cada vez más avanzada de los donantes, que al ser más ancianos presentan un riesgo mayor de sufrir patologías asociadas que deterioran sus órganos sólidos: corazón, riñón, hígado. Igual ocurre con el receptor: su longevidad empeora el pronóstico y eleva el riesgo de muerte tras el trasplante.

Aunque en el trasplante de órganos sólidos los problemas sean comunes, -rechazo agudo, rechazo crónico, complicaciones infecciosas, tumores de novo, hipertensión arterial, insuficiencia renal, etc.- las tasas de éxito o rechazo son distintas en cada caso.

«El trasplante de riñón, al ser el primero que se hizo en el mundo, se encuentra en una fase más avanzada de estudio, y los resultados son óptimos», comenta el doctor Campistol, quien opina que esta experiencia debe aprovecharse para mejorar los resultados en el trasplante de otros órganos sólidos. La nuevas terapias inmunosupresoras han influido activamente en la reducción de la tasa de rechazo agudo de riñón trasplantado, cuya tasa de fracaso se estima entre un 10 y un 20 por ciento anual y la supervivencia del injerto en un 95 por ciento al final del primer año. Estos resultados se vienen manteniendo en los últimos cinco años, con tasas de supervivencia del injerto del 75 por ciento.

Estas cifras bajan ostensiblemente en trasplante hepático y cardíaco. En el caso de hígado, el rechazo agudo alcanza el 40 por ciento y en el de corazón el 50 por ciento. En ambos casos la supervivencia del injerto es inferior al 80 por ciento durante el primer año.

Inmunosupresores

Además de la especialización de los expertos en trasplantes, las terapias inmunosupresoras tienen mucho que ver en el éxito tras el trasplante. El doctor Cuervas-Mons destaca que «en los últimos dos, tres años se han introducido nuevos fármacos inmunosupresores que han posibilitado tasas de éxito idóneas, que permiten disminuir de manera importante la tasa de rechazo del injerto sin aumentar los efectos secundarios. Además, el micofenolato de mofetilo, administrado en tratamiento inmunosupresor primario, permite disminuir la dosis de los inhibidores de calcineurina (tacrolimus y ciclosporina) sin aumentar la tasa de rechazo». Esta actividad farmacológica reduce la incidencia de la nefrotoxicidad secundaria a tacrolimus o ciclosporina. Además, micofenolato ha demostrado ser útil en el tratamiento de la nefrotoxicidad crónica, ya que disminuye e incluso suspende tacrolimus o ciclosporina.

En cuanto al futuro de órganos sólidos, el doctor Manito asegura que los cardiólogos apuestan fuertemente por el implante de corazón artificial (cuyos ensayos están ya muy desarrollados en Estados Unidos) y en la inyección de células miocárdicas conseguidas a partir de células madre.

Además se trabaja en desarrollar el trasplante de donante vivo, que presenta grandes esperanzas en hígado, riñón y pulmón, mientras que el xenotrasplante tiene pocas posibilidades a corto plazo debido al alto índice de infecciones que conlleva.