En el 35 por ciento de los casos de hipertensión aparecen también dislipemias (alteraciones en el metabolismo de las grasas) y es muy común la presencia de diabetes, ya que el 70 por ciento de los diabéticos acaba desarrollando hipertensión arterial (HTA). Además, hay que añadir frecuentemente la coexistencia de otros factores de riesgo, como obesidad, tabaquismo o sedentarismo.
El Comité Americano para la Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión y otros organismos internacionales, como la Sociedad Europea de Hipertensión y la Organización Mundial de la Salud, consideran que hay HTA cuando la presión sistólica supera los 140 mm/Hg y cuando la presión diastólica supera los 90 mm/Hg. «Por tanto – apunta el doctor José Redón, jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico de Valencia,- el manejo de estos pacientes ha de ir dirigido a reducir las cifras tensionales por debajo de 140 y 90».
Asimismo, los beneficios de la reducción de la presión arterial en la población hipertensa es un hecho comprobado clínica y científicamente. Tal y como señala el doctor Luis Miguel Ruilope, jefe de la Unidad de Hipertensión del Hospital Doce de Octubre de Madrid, en los dos últimos años han aparecido estudios muy importantes en los que se demuestra que el control de la hipertensión tiene repercusiones positivas sobre la morbilidad y mortalidad de la población hipertensa. Algunos de estos trabajos, según el doctor Ruilope, han constatado que el control de la tensión reduce en un 20-30 por ciento la mortalidad cardiovascular.
Ocho millones de españoles hipertensos
La hipertensión es un proceso lento que apenas presenta síntomas. Por este motivo, se calcula que de los ocho millones de españoles que pueden sufrir esta enfermedad (el 20 por ciento de la población adulta de los países occidentales) sólo está diagnosticado el 60 por ciento, y en muchos de ellos el diagnóstico se ha producido de forma casual en una revisión médica o en una consulta por cualquier motivo.
«Además debemos considerar que de ese 60 por ciento diagnosticado sólo está correctamente controlado hasta un 25 por ciento como mucho», señala el doctor Redón. En su opinión, «este fenómeno se debe en gran medida al incumplimiento terapéutico por parte del paciente y es posible que también a un insuficiente empeño por parte del médico».
En este sentido, el doctor Redón concluye que una adecuada información al paciente y a sus familiares de las características de esta patología, así como de los riesgos cardiovasculares que comporta (accidentes cerebrovasculares, enfermedad coronaria o insuficiencia renal, entre otros) es fundamental para que el enfermo cumpla estrictamente el tratamiento.
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