En el marco de la última Reunión Nacional de la Asociación Española de Gastroenterología, AEG, se han presentado algunas de las actividades que esta asociación pondrá en marcha para el estudio del cáncer digestivo, con especial atención en el cáncer de colon. Entre los nuevos proyectos destaca la creación de un banco español sobre este tipo de cáncer, que determine la incidencia en nuestro país de sus distintas formas.
Este banco será posible gracias a un estudio en 27 hospitales españoles en el que se recopilarán los datos de todos aquellos pacientes con cáncer de colon que ingresen a lo largo de un año en estos centros. «Se estima que más de dos mil pacientes serán analizados», explica el doctor José María Piqué. De todos ellos se recopilarán datos sobre sus antecedentes familiares, sus hábitos dietéticos, la procedencia rural o urbana del paciente y se realizará un análisis para determinar las posibles mutaciones de su tumor.
Otra de las iniciativas importantes de la AEG, presentada en su reunión, es la creación de una Guía Clínica para reforzar la prevención y dar a conocer los casos de riesgo de cáncer de colon, además de elaborar un programa sobre el resto de tipos de cánceres digestivos y otras enfermedades digestivas.
La incidencia del cáncer digestivo
Los órganos del aparato digestivo más afectados por tumores son el colon y el recto, apareciendo treinta casos nuevos por cada cien mil habitantes de ambos sexos cada año, y veinte casos nuevos por cada cien mil mujeres al año. Le siguen el cáncer de estómago con unos veinticinco nuevos casos por cada cien mil habitantes al año, el de páncreas con ocho casos anuales por cien mil habitantes y el de la vía biliar y esófago con 2,5 casos por cada cien mil habitantes y año.
Este último, el de esófago, es uno de los más graves ya que en el 90 por ciento de los casos se detecta muy avanzado y menos del cinco por ciento de los afectados sobrevive más de cinco años.
Las causas son por una parte de tipo medio ambiental y por otra parte genética. Por un lado hay una predisposición genética que perjudica a un determinado sector de la población frente a ese tipo de cáncer, y por otro un factor externo que favorece su desarrollo, por ejemplo, en el caso del cáncer de esófago, el consumo de tabaco o alcohol.
De ahí la importancia de determinar tanto los marcadores genéticos que permitan identificar a la población susceptible de padecer estos tipos de cáncer, como los factores externos que provocan el desarrollo de cada tipo de tumor.
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